El Partido Socialista cierra filas. La reacción del secretario general, Pedro Sánchez, es apoyar con contundencia a los dirigentes señalados por la declaración de Víctor de Aldama.
Eso incluye a Santos Cerdán, el secretario de Organización, a quien el empresario aseguró haber entregado un sobre con 15.000 euros en un bar situado en frente de la sede socialista en la calle de Ferraz, en Madrid. "Que geolocalicen los teléfonos a ver si alguna vez he coincidido [con Aldama]", aseguró Cerdán el jueves.
Apartar ahora a cualquier miembro salpicado por la declaración ante el juez del empresario, consideran en la cúpula socialista, sería tanto como otorgar total veracidad ante la opinión pública a las acusaciones de Aldama.
Cerdán, mano derecha de Sánchez en el partido, ha sido uno de los hombres fuertes desde la salida del exministro Ábalos, a quien sustituyó como número tres del PSOE en el verano de 2021. Si algunas voces apuntaban a una renovación en los altos mandos socialistas que también podía alcanzar a Cerdán, la declaración de Aldama ha sepultado esa posibilidad.
La declaración de Aldama no hará que la dirección tome decidió alguna. Ni ceses, ni señalamientos. Una reacción muy distinta a la que se tuvo con Ábalos.
Fuentes socialistas explican que entonces lo que hubo fue una investigación judicial, con pruebas, la que llevó a la cúpula a apartar al exsecretario de Organización. Pero ahora es el testimonio —por ahora, sin pruebas que lo acrediten— de un empresario vinculado a la presunta trama corrupta que supuestamente pagó decenas de miles de euros en comisiones por la venta de mascarillas al exasesor de Ábalos en el Ministerio de Transportes, Koldo García, durante los peores meses de la pandemia.
En el PSOE dan por amortizado tanto a Ábalos como al que fue su asesor en el Gobierno. La investigación judicial, todavía en fase de instrucción, ha revelado que Aldama maniobró para comprarle un chalet al exministro en La Línea de la Concepción de Cádiz.
Una gestión que ahora se investiga como una posible retribución de la trama a Ábalos por haber facilitado la concesión de contratos de material sanitario al empresario.
Ferraz ya abrió un expediente de expulsión al exsecretario de Organización, pero ahora la situación es distinta. De momento, Aldama no ha presentado pruebas que apoyen sus acusaciones. El PSOE no quiere hacer ningún movimiento porque el objetivo es desacreditar las declaraciones vertidas por el empresario y ejecutar cualquier cese daría pábulo a lo que en Ferraz consideran "falsedades".
La dirección del partido trata de evitar en la medida de lo posible que las acusaciones vertidas por el presunto corruptor del 'caso Koldo' afecten al 41º Congreso, que se celebra este fin de semana, y está empeñado en transmitir que todas las afirmaciones en las que Aldama implica a altos cargos socialistas —exceptuando a Koldo García y José Luis Ábalos— no podrán ser demostradas.
Aunque Sánchez tuviera previstos algunos cambios en la ejecutiva del PSOE para este congreso, la situación ha cambiado. Cerdán no era uno de los miembros con papeletas para salir, continúa teniendo la confianza de Sánchez y el presidente del Gobierno cree en su inocencia.
Otros cargos señalados como el ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres —Aldama asegura que Koldo le pidió dinero para él—, y un alto cargo de Hacienda —a quien acusa también de haber recibido dinero en negro— también han sido respaldados por el líder del Ejecutivo.
Hace semanas, voces dentro del PSOE apuntaron a una posible remodelación de la dirección socialista este fin de semana. Unos movimientos que podrían afectar también a cargos del Ejecutivo.
María Jesús Montero, ministra de Hacienda, lleva seis años en el Ejecutivo y su futuro apuntaba a liderar el PSOE andaluz. También se apuntó la posible salida de Pilar Alegría como portavoz del Gobierno, después de un año, en el partido estiman que ha sufrido un desgaste importante que tuvo su puto álgido con la reforma de la transposición europea que redujo la pena de 43 etarras.
Pero este baile de puestos ha quedado en nada. Ahora la prioridad del PSOE es renovar o reafirmar los liderazgos territoriales y en ello centrará el 41º Congreso. Aragón, la Comunidad de Madrid, Castilla y León, y Extremadura son algunos de los melones que tendrán que abrir los socialistas a partir de este fin de semana. Una retahíla de primarias autonómicas en las federaciones que enfrentará, previsiblemente, a Ferraz con quienes ostentan las secretarías generales territoriales.
En el caso de Madrid o Castilla y León, la idea de la cúpula socialista es impulsar nombres alternativos porque consideran que tanto Luis Tudanca como Juan Lobato no han conseguido erigirse como opción de gobierno en sendos territorios. En Aragón, el poder de Javier Lambán aún es mayúsculo y en el Ejecutivo pensaban, precisamente, en Alegría para liderar el proyecto, pero tras el desgaste sufrido ya no se muestran tan partidarios.
En cualquier caso, la declaración de Aldama no alterará el orden de día: reelegir a Sánchez como secretario general y comenzar un proceso interno para afianzar liderazgos territoriales que comiencen a construir una alternativa al PP para las elecciones autonómicas de 2027.