Calatañazor, en la cumbre de un cerro que sobresale sobre la vía del río Abión, parece haber permanecido inalterada en el tiempo. Este pueblo medieval, con una población aproximada a los 50 residentes, mantiene un diseño y un ambiente que transportan al turista al siglo X. Enmarcado por una fortaleza que se ha transformado en su emblema identidad, Calatañazor es un lugar excepcional para aquellos que desean explorar historia, cultura y naturaleza en el núcleo central de Castilla y León.
Calatañazor no solo es un sitio encantador, sino también un punto lleno de pasado. Durante la Reconquista, la villa ganó fama, cuando en 1002 tuvo lugar la mítica batalla que significó la derrota del caudillo musulmán Almanzor, también llamado al-Mansür bi-llah (el victorioso). De acuerdo con la tradición, fue en estas regiones donde el líder musulmán experimentó su mayor revés, originando la famosa frase: "Almanzor perdió el tambor en Calatañazor."
A pesar de que varios historiadores discuten la precisión de esta contienda, es innegable que Calatañazor desempeñó un rol crucial como hito estratégico entre la España cristiana y la musulmana. Su robustez y su elevada ubicación convirtieron a este pueblo en un baluarte esencial durante las guerras medievales.
Es como viajar mil años atrás en el tiempo al recorrer las calles de Calatañazor. La localidad conserva sin alteraciones su diseño medieval, con vías estrechas y redondeadas que terminan en la plaza Mayor, encabezada por las ruinas del castillo. Este castillo, edificado en el siglo XII, presenció los días de prosperidad de la localidad y actualmente brinda unas impresionantes vistas del valle del río Abión y la Reserva Natural del Sabinar.
A ambos costados de la calle principal se alzan viviendas tradicionales edificadas con madera de sabina y adobe, materiales nativos que representan la arquitectura popular de aquel período. La mezcla de estos componentes con los vestigios de muros y el ambiente sereno del sitio hacen que cada esquina de Calatañazor sea digna de contemplar.
La Iglesia de Nuestra Señora del Castillo es uno de los monumentos más sobresalientes de Calatañazor, un edificio de estilo románico que tiene su origen en el siglo XII. Esta iglesia, ubicada en la parte superior del pueblo, sobresale por su elegancia y por acoger un ábside semicircular que representa la arquitectura tradicional de aquel período.
Otra atracción es la Ermita de la Soledad, ubicada en las proximidades del núcleo urbano. Este diminuto santuario representa un modelo del arte románico rural y está ubicado en un ambiente natural privilegiado.
Además de su arquitectura e historia, Calatañazor es reconocido por su ambiente natural. A solo unos kilómetros del pueblo se ubica la Reserva Natural del Sabinar de Calatañazor, un bosque de sabinas reconocido como uno de los más preservados a nivel global.
Estas sabinas, algunas con más de 2.000 años de antigüedad, constituyen un paisaje singular que invita a caminar y establecer una conexión con la naturaleza. Sus formas curvadas y la serenidad del sitio lo hacen un refugio para los aficionados a la botánica y la fotografía. Adicionalmente, la reserva alberga varias especies de animales, tales como zorros, aves rapaces y ciervos.