Algunas voces del socialismo madrileño creen que ha perdido la confianza de la militancia, que no puede representarles en el Congreso Federal de Sevilla y no descartan que la renuncia se produzca en las próximas horas
El juez del Supremo llama a declarar como testigo a Lobato por los correos de la pareja de Ayuso
El socialismo madrileño está que trina. Varios cargos del PSOE de Madrid no ocultan su malestar con el secretario general autonómico, Juan Lobato, por llevar ante notario su conversación con Pilar Sánchez Acera, jefa de Gabinete del ministro Óscar López, y consideran que se trata de un error que le va a costar el cargo de forma inmediata. Algunos creen que incluso antes del 41 Congreso Federal que se celebra en Sevilla y empieza este viernes.
Y es que acudir a la notaría es un ejercicio que “no entiende nadie”, además de “una traición” que está socavando su imagen entre las bases del partido, hasta el punto de que hay quien cree probable que en las próximas horas pierda el apoyo de más de la mitad de la Ejecutiva autonómica. Este último extremo no tendría trascendencia orgánica, ya que una modificación de los estatutos posteriores al célebre Comité Federal de 2016 que arrastró a Pedro Sánchez a la dimisión modificó el artículo que establecía la creación de una gestora si renunciase la mitad más uno de la dirección.
Socialistas madrileños apuntan, además, que las últimas horas han sido críticas para Lobato y se están produciendo movimientos internos y llamadas entre cargos para forzar su salida. En este punto, las distintas fuentes consultadas admiten a Europa Press que la dirección del partido a nivel nacional también está jugando sus cartas “para tumbarle”.
Un dirigente de la federación de Madrid, menos crítico con Lobato, lamenta que este episodio sirva de excusa a Moncloa y Ferraz para intentar “cargárselo” y señala que están haciendo presión para reducir al máximo sus apoyos internos en la comunidad. La tormenta política se ha desatado después de que Lobato afirmase que desde Moncloa le enviaron un correo electrónico con los datos del novio de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. También admitió que acudió a una notaría para registrar una conversación con Sánchez Acera del pasado mes de marzo, cuando era la jefa de Gabinete de López, que en ese momento era director de Gabinete de Pedro Sánchez.
Lobato ha defendido que acudió al notario para acreditar que la información de la que disponía y que utilizó contra Ayuso en el debate parlamentario de la Asamblea de Madrid, provenía de los medios de comunicación y no de una filtración de la Fiscalía, en medio de una investigación judicial por revelación de secretos que afecta al propio fiscal general. Sin embargo, desde el PSOE de Madrid consideran que ha dado la imagen de “vender a los suyos”, toda vez que Sánchez Acera forma parte de la dirección del partido en Madrid como secretaria de Institucional y habla con ella de forma habitual para preparar las sesiones de control al Ejecutivo de Ayuso, según ha indicado él mismo.
En este sentido indican que es el error más grave que ha cometido, y que “ha metido la pata hasta un punto que ya no se puede sacar”. También dan por hecho que en las próximas horas habrá una dimisión en masa en la Ejecutiva autonómica que obligue a Lobato a apartarse, aunque no le obliguen las normas estatutarias
Los más críticos piensan que debe dimitir de inmediato porque no es posible que encabece la delegación de Madrid en el 41 Congreso Federal que comienza el viernes 29 de noviembre en Sevilla. En este sentido, indican que ha perdido la confianza de la mayoría del partido y no puede representar a los militantes en estas condiciones. Señalan además que tampoco tendrá la fuerza para poder situar a cargos de Madrid en la cúpula del partido a nivel federal .
Y todo esto se produce en un momento en el que desde Ferraz veían con buenos ojos la hipotética candidatura de Óscar López para la secretaría general en el próximo congreso regional y su posterior candidatura a la Comunidad de Madrid. Desde el PSOE-M interpretan la decisión de Lobato de ir al notario como un intento de blindarse ante la dirección federal llegado el momento y que claramente se le ha vuelto en contra.