Aprovechar al máximo el contexto actual. Corre el viento a favor para el PP, políticamente. La corrupción que asola al PSOE es una oportunidad para que el PP pueda salir al cuerpo a cuerpo a desgastar al Gobierno. No dejarán pasar en Génova cada información que vaya conociéndose sobre el «caso Koldo», así como el devenir de las acusaciones del empresario Víctor de Aldama.
Ahora, mediáticamente queda poco margen, asumen en el PP, para avanzar en cualquier otro tipo de estrategia a largo plazo y es por eso que todos los esfuerzos de los populares se centralizan en censurar al Gobierno por la corrupción. En el PP creen que todavía habrá revelaciones por conocer y ponen la atención en el «volcado de teléfonos» que la UCO todavía se encuentra realizando ante la trama corrupta. Así, creen fuentes populares consultadas por LA RAZÓN que viven este momento esperando que el PSOE se «cueza» a «fuego lento» ante las perspectivas judiciales.
Pero, no se deja de lado una de las principales apuestas de los populares en este curso; la de abrazarse a la política social como un revulsivo para hacer oposición al Gobierno y rascar en la bolsa de votantes que se mueve más por la política social tradicional al ideario de izquierdas. Al desgaste del PSOE por corrupción se le acompasa ya la búsqueda del electorado más desencantado con el PSOE pero que todavía no aparece reflejado en las encuestas como afin al PP.
La agenda social del PP será recuperada en las próximas semanas por Feijóo con el objetivo de «pescar» en territorio hostil. Buena imagen de ello dio cuenta ayer el propio Alberto Núñez Feijóo quien participó en el Congreso confederal de la UGT en Barcelona. Ante el plenario, el líder del PP buscó tender puentes con los sindicatos al defender la necesidad de entablar un «diálogo social» entre los agentes sociales. Es más, pidió apoyo para «desbloquear» la ley de conciliación que el PP registró en el Congreso . Así, en un escenario «hostil», Feijóo buscó plantar la semilla de la política social. Él mismo lo reconoció. «Podrían pensar que juego fuera de casa», llegó a bromear al iniciar un discurso muy centrado en la sanidad, vivienda y pensiones.
«Es ir a casa de otro a quitarle el pan», describen gráficamente las fuentes populares consultadas ante los movimientos del propio Feijóo. Además de su intervención en UGT, por la tarde participó en un acto con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres. Otro simbolismo. Una efeméride que interpela a la izquierda, en un momento en el que todavía se recompone tras el «caso Errejón».
El Partido Popular ha detectado que hay un nicho electoral al que se puede acceder con más facilidad por el momento de desencanto que se vive. Son los electores que se estrenaron con su voto en las elecciones de 2015, con la irrupción del 15M y que ahora se encuentran afectados por la situación de precariedad que sufre la mayoría de españoles. «Queremos canalizar eso», reflexionan en Génova, donde se ve posibilidades a entrar dentro de esa bolsa de potenciales votantes. En frente, tienen también a Sumar, quien ayer se revolvió al hablar Feijóo de nuevo de su ley de conciliación y reclamó en boca de la vicepresidenta Yolanda Díaz que apruebe la reducción de la jornada laboral cuando llegue al Congreso.
Así, a la política social, los populares ponen el acento en la política fiscal, los servicios públicos, la despoblación, la vivienda o la conciliación. Son, además, algunos de los asuntos que centran en esta semana al PP que se encuentra sumergido en su «Semana del Municipalismo», que se celebra en Castilla y León. «El PP tiene muy claro que lo importante en política no somos los políticos, son los vecinos, sus problemas, lo que estamos dispuestos a hacer para que vivan mejor», dijo la secretaria general del PP, Cuca Gamarra, ayer en la presentación de los actos. «Esta es la política útil que quieren los españoles», inciden en el PP donde contraponen su «política útil» a la desafección de Sánchez ante la presunta corrupción.