Unos
Philadelphia 76ers sin Joel Embiid ni Paul George recibieron una dolorosa lección de cómo sobrevivir sin estrellas a manos de Los Angeles Clippers y ante su público (99-125) y, lo que todavía duele más, teniendo al mando a
James Harden, el que tenía que ser el redentor para la cada vez más desengañada afición de Philadelphia tras lo de
Ben Simmons y acabó haciendo lo mismo: negarse a jugar. La Barba lideró el recital del conjunto angelino con 23 puntos, 8 rebotes y 2 asistencias con un 4/10 en tiros de campo y un 3/7 en triples en sólo 27 minutos como si se riera también del conjunto de Pennsylvania como en su día lo hizo Simmons pero en la cancha. No hizo falta jugar más para deshacerse de unos Sixers que ya se veían 69-50 abajo al empezar el tercer cuarto.
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