Ningún ámbito de la formulación de políticas sufre más por “salir adelante a duras penas” que las pensiones. Los acuerdos de pensiones dan forma a la prosperidad nacional y la seguridad individual a lo largo de varias generaciones. El “largoplacismo” es el único enfoque sensato.Sin embargo, lo que elReino Unido ha hecho es, lamentablemente, lo contrario. Como señalé en una columna publicada en junio de 2023, esta miopía terminó colocando a las personas que trabajan en el sector privado en uno de dos “rincones”. En un rincón están los planes de beneficios definidos, que ofrecen pensiones garantizadas, con el riesgo de inversión y longevidad a cargo de los patrocinadores del plan. Pero esto resultó inasequible. Como resultado, este tipo de planes ahora está desapareciendo, excepto, notablemente, en el gobierno. En el otro rincón están los planes de contribución definida, en los que los riesgos los asumen los ahorradores individuales. El país también terminó con un gran número de fondos pequeños y, como resultado, con altos costos unitarios y una gama limitada de activos. Afortunadamente, los responsables de la formulación de políticas finalmente se dieron cuenta de estas deficiencias. Esta es una de las mayores oportunidades de un cambio en la situación que pueda disfrutar este gobierno. En su discurso en Mansion House, la canciller de Hacienda, Rachel Reeves, demostró que lo entiende. Subrayó, por ejemplo, el plan de hacer que “86 autoridades administradoras de planes de pensiones de los gobiernos locales consoliden todos sus activos en ocho fondos comunes”. También destacó la intención de consolidar los planes de contribución definida y mejorar la cartera de proyectos de infraestructura. Sobre todo, habló de la revisión que lleva a cabo Emma Reynolds, ministra conjunta de pensiones del Tesoro y del Departamento de Trabajo y Pensiones.Esta es una oportunidad única en una generación para crear un sistema de pensiones capaz de mejorar tanto la prosperidad como la seguridad. La necesidad de hacerlo cuenta con un amplio consenso (aunque, inevitablemente, no universal). ¿Qué consideraciones deben sustentar las futuras reformas? A continuación presentamos cinco.La primera es recordar que los sistemas de pensiones dan forma a los patrones de ahorro e inversión en la economía. No deben considerarse únicamente en términos de seguridad en la vejez para beneficiarios particulares. Estos acuerdos a largo plazo afectan el bienestar de las generaciones que se traslapan en un futuro muy lejano. También afectan el destino de las personas dentro de cada generación. No menos importante, los acuerdos de pensiones afectan a los que no son beneficiarios directos. En resumen, todos se benefician si otros ahorran e invierten con sensatez, lo que hace que la economía sea más dinámica y próspera.En segundo lugar, las pensiones ayudan a determinar los niveles de ahorro nacional. En el Reino Unido, se presta muy poca atención en este contexto a su escasez crónica de ahorro. Veamos que entre 2014 y 2023, las proporciones promedio del ahorro bruto en el PIB fueron del 38 por ciento en Noruega, el 36 por ciento en Corea del Sur, el 28 por ciento en Alemania, el 22 por ciento en Francia, el 19 por ciento en EU y el 15 por ciento en el Reino Unido. Las proporciones del ahorro nacional neto (después de depreciación) para 2014-23 fueron del 19 por ciento en Noruega, el 17 por ciento en Corea, el 10 por ciento en Alemania, el 4 por ciento en Francia, el 3 por ciento en EU y casi cero en el Reino Unido.Las tasas de ahorro están lejos de ser todo, pero las del Reino Unido son desesperadamente bajas. No sorprende que también tenga un déficit persistente de cuenta corriente, que promedió el 3 por ciento del PIB entre 2014 y 2023. La conclusión es simple: tal como están las cosas, va a tener que manejar déficits de cuenta corriente aún mayores si quiere invertir mucho más, lo que sería arriesgado y costoso. Otra opción sería ahorrar más. Sólo existen tres formas verosímiles de hacerlo: un gran cambio de los ingresos a las utilidades corporativas; un endurecimiento fiscal sustancial; o un mayor ahorro de los hogares. El único vehículo creíble para esto último son contribuciones a las pensiones estándar más altas, idealmente al menos el doble del 8 por ciento actual, al menos para los mejor pagados. Afortunadamente, esto será necesario en cualquier caso para proporcionar pensiones decentes.En tercer lugar, es necesario lograr un equilibrio entre el deseo de utilizar los ahorros de las pensiones como catalizador de la inversión interna y la necesidad de garantizar buenos rendimientos. Son ridículas las quejas de quienes insistían en que lo mejor que se podía hacer con los fondos de beneficios definidos era invertirlos en bonos del gobierno cuando estos últimos estaban en el nivel más caro de su historia. Sin embargo, esta cuestión es importante.En cuarto lugar, administrar el riesgo de inversióny longevidad requiere cooperación intergeneracional e intrageneracional. Esa es la razón por la que los esquemas de contribución definida colectiva consolidados serán la respuesta. Es una verdadera lástima que fuera imposible convertir los esquemas de beneficios definidos residuales en esquemas de contribución definida. En cambio, están venciendo miserablemente en los brazos de la industria aseguradora.Por último, es muy probable que la reforma de pensiones sea el legado económico más importante de este gobierno. Hay que ser audaces. Pensar a largo plazo. Hacerlo bien.