Una media de cinco mujeres presentan cada día una denuncia por violencia de género sólo en la capital cordobesa. Todas tienen derecho a ser asistidas desde ese mismo instante en el que se dirigen a Comisaría e ir acompañadas por un letrado. El Colegio de Abogados de Córdoba (ICA) cuenta con una bolsa de casi 400 profesionales especializados en ese turno de oficio de Violencia sobre la Mujer , letrados que van a dirigir técnicamente este proceso y que acompañará a la víctima en su cambio de vida más allá del nivel técnico; muchas veces, son su apoyo moral indispensable en esos momentos. Lo cuenta a ABC Emilia Barragán, miembro de ese turno de oficio de Violencia de Género desde 2019 en ICA Córdoba. Barragán insiste en que este servicio especializado permite conocer de primera mano que «poco a poco hay conciencia de la materia», si bien «dista mucho según las generaciones. Muchas mujeres de más de cincuenta o sesenta años tienen normalizados comportamientos que son delito». Para esta letrada el muro que los abogados se encuentran es que asumen una gran carga psicológica ; los abogados son, muchas veces, los encargados de quitar la venda de los ojos a las víctimas y otras veces, en cambio, de poner pie en pared y explicarles a las mujeres que no todo es violencia, a veces es solo un malentendido y eso también hay que decirlo. En esas cuestiones está también el frenar el posible mal uso de las garantías que las mujeres tienen. La mayor ventaja que ven estos letrados del turno de oficio de violencia en Córdoba es tener el Juzgado de Guardia 24 horas, «que funciona fenomenal y que de manera inmediata, permite a la mujer volver a su casa con unas medidas provisionales como una orden de alejamiento. Ya no tienen que dormir con su agresor». A la mañana siguiente, el engranaje continúa y el caso pasa al Juzgado de Violencia sobre la Mujer donde «ya sabes que no vas a llegar a comer a casa. La materia es sensible, hay que darle tiempo a la víctima para declarar y no es fácil», señala la letrada, que añade que «sí haría falta un juez más porque se crean situaciones de incomodidad, como demoras en la declaración de la víctima porque puede venirse abajo y desmoronarse. Puedes salir a las cinco de la tarde, si te citan a las 11 de la mañana», explica Barragán. En este órgano especializado la mayoría de las veces se llega a una sentencia de conformidad en un juicio rápido. El Ministerio Fiscal lanza su escrito «y te vas con una sentencia y unas medidas adoptadas ; y si no hay acuerdo, si el Juzgado de Violencia ve necesario la prácticas de más diligencias, el caso pasa al Juzgado de lo Penal 6». La abogada apunta que las sentencias no suelen tardar tampoco en esta instancia. Por ejemplo, un caso que llegó a una guardia el 23 de agosto celebró el juicio rápido dos semanas después , donde se ratificaron las medidas provisionales en condena contra el agresor». Para esta letrada, el mayor colapso , además de en el juzgado instructor de la materia, está en el Juzgado de lo Penal 6 porque ahí llegan todos los casos de violencia de género que emanan del resto de juzgados de la provincia. En el turno de oficio, lo que ha experimentado la abogada Mar Mignorance, es que «no todos los jueces de la Guardia tienen la misma sensibilidad ». Hay una gran diferencia, comentan estas dos letradas, con el Juzgado de Violencia, que está acostumbrado y es específico de esta materia, donde el juez —en este caso jueza— establece un criterio, y sigue un patrón. Pero el Juzgado de Guardia «depende del día que te toque». Estas abogadas señalan que cada vez es más complicado «poner la denuncia. Muchas veces llegas a Comisaría y te dicen que lo que cuenta esta mujer de su marido es de ser mal esposo pero no es violencia». Mingorance pone como ejemplo el caso de una de sus clientes víctima de maltrato, a la que la Policía «no le cogían la denuncia» y luego en la Unidades de Valoración Integral de Violencia de Género (UVIVG), tras analizarla, concluyeron que había violencia de todo tipo , incluso económica y patrimonial. En este caso «su marido le quitaba los alimentos de la mesa diciéndole que no comiera, que estaba gorda». Mingorance apunta que una vez que se pasa la fase de la interposición de la denuncia ante la Policía, la mujer sufre un momento de revictimización . A veces, en el Juzgado de Guardia, hay «mujer fobia» por parte de magistrados que no conceden órdenes de alejamiento. En este sentido, esta abogada de oficio pide una mayor preparación de los jueces y mayor empatía con las víctimas porque hay que ponerse en su lugar, ya que «llegar hasta ahí, dar ese paso, no resulta nada fácil», concluye la letrada.