Arabia Saudí está viviendo una transformación económica. Saudi Vision 2030 es el nombre de un plan que busca diversificar ingresos y construir una economía sostenible y cada vez menos dependiente del petróleo. Como parte de este plan destacan proyectos como The Line y otras megaconstrucciones asociadas a esta ciudad futurista, pero también implica un cambio de pensamiento en lo que a renovables se refiere.
Y para potenciar esa transición energética, el país tiene un aliado clave: China. A su vez, Pekín busca consolidar su influencia en Oriente Medio.
Renovables 2030. Estos últimos meses estamos viendo un precio del petróleo extremadamente cambiante. El coste de la refinería ha aumentado y el precio del barril ha caído. El equilibrio que se mantenía hasta no hace demasiado se ha roto, lo que ha llevado a que muchos países con una economía sustentada fundamentalmente en el crudo se replanteen su futuro. Dentro de esos casos, está el de Arabia Saudí.
Con todo lo que rodea el Proyecto Neom, el país tiene claro que debe apostar por otras industrias al margen del petróleo para asegurar su futuro. En materia energética, eso se traduce en una apuesta muy fuerte por las renovables, lo que ha acelerado los planes del país al respecto.
A por todas. Como podemos ver en un artículo de Center on Global Energy Policy de la Universidad de Columbia, Arabia Saudí tiene el objetivo de que al menos el 50% de su energía para 2030 proceda de las renovables, con una base instalada de 130 GW. La solar será la más importante, ya que aportarán 58,7 GW, pero no hay que despreciar los 40 GW de la eólica. Es el objetivo más ambicioso de la zona:
Hay un plan. Para ello, el país pondrá en marcha una serie de estrategias que permitan llegar a ese objetivo de los 130 GW de cara a 2030. Esas iniciativas de energía renovable de Arabia Saudí son las siguientes:
Además, han puesto en marcha un programa de eficiencia energética que consiste en varias iniciativas destinadas a reducir el consumo de energía y mejorar la eficiencia de varios sectores para apoyar esos objetivos de uso de renovables y disminución de la necesidad de combustible fósil.
China sale ganando. Pero claro, esto no lo ha puesto en marcha de la noche a la mañana: han tenido un socio. Y ese socio es China. En lo que va de año, el país ha adquirido casi 10 GW de paneles solares procedentes de China, que es el mayor exportador de estos sistemas gracias tanto a su exagerada producción como, sobre todo, al dominio del sector y sus precios bajos.
Pero esa colaboración no sólo se traduce en compra directa de paneles, sino en asociaciones con empresas chinas que dotarán al país de los recursos energéticos necesarios para cumplir esos objetivos.
Algunas de esas alianzas son las siguientes:
Y la geopolítica, claro. Con esta asociación, Arabia Saudí tendrá acceso a la tecnología más avanzada y opciones de financiación flexibles que permiten al país acelerar ese objetivo energético, pero a su vez, China y varias de sus empresas más potentes no sólo reciben enormes cantidades de dinero, sino que el gigante asiático puede seguir expandiendo su influencia en el país y la región de Oriente Medio.
Esto es un golpe directo a una Estados Unidos. Y no es la única región en la que China busca ampliar su influencia, ya que este año también hemos tenido noticias del país introduciéndose en el continente africano de una manera agresiva gracias a su experiencia en transporte y construcción de líneas ferroviarias, o también la masiva compra de aguacates.
Imagen | Akradecki
En Xataka | ‘The Line’ se queda sin planta desaladora: el sueño de Arabia Saudita se desvanece bajo la tijera de NEOM
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La noticia
Hay un claro ganador de la transición de Arabia Saudí a las renovables: China
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Alejandro Alcolea
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