La temporada 2024 se convirtió en un antes y un después dentro de la escudería que ha dominado la F1 en los últimos años. Red Bull dejó de tener el mejor coche, pero no el mejor piloto. Max Verstappen, a pesar de tener un coche inferior a los McLaren y en ocasiones a los Mercedes y Ferrari, fue capaz de sacar el 120% de su monoplaza para lograr su cuarto título del mundo, los mismos que tienen mitos como Alain Prost y Sebastian Vettel y supera a leyendas como Senna, Lauda o Piquet (su suegro).
El neerlandés llegaba a Las Vegas con las cuentas bien claras. Con acabar por delante de Norris sería suficiente para alcanzar el título. Dicho y hecho. Los McLaren estuvieron muy lejos del nivel mostrado en anteriores carreras y Norris no apareció en ningún momento por las primeras posiciones. Terminó sexto y con eso dio por finalizadas sus opciones de campeonato. Y, además, el pobre papel que realizaron los pilotos de la estructura británica, Norris y Piastri, acercó más a Ferrari a la lucha en el Mundial de Constructores, porque Sainz y Leclerc acabaron tercero y cuarto.
La carrera de Las Vegas no tuvo demasiada historia. Russell arrancó desde la “pole” y no dejó que nadie le inquietara. Por detrás, Sainz perdió posición con Leclerc, pero más tarde el madrileño gestionó mejor la degradación de neumáticos y las paradas en boxes y aseguró la tercera plaza, porque ninguno de los dos monoplazas rojos pudo parar a Hamilton, que espabiló el domingo con modificaciones en su coche y resulto imparable desde la décima plaza en parrilla de salida.
Verstappen cruzó la meta en quinto lugar después de hacer “su” carrera, sin apenas luchas ni enfrentamientos. Controló la prueba de principio a fin y no se metió en líos. Aseguró su posición delante de Norris y de esta manera se coronó de nuevo.
Fernando Alonso arregló el desastroso fin de semana de Aston Martin con la undécima plaza. Arrancó con una estrategia distinta montando neumáticos blandos y fue capaz de remontar hasta la 11ª posición, a las puertas de la zona de puntos. Una pena.
La Fórmula 1 no descansa porque la F1 disputará el próximo fin de semana el Gran Premio de Catar.
