Ferraz se conjura para que el cónclave se salde con una exaltación de la unidad mientras los cuadros recelan de una ponencia sin carga ideológica mientras se da por sentada la continuidad de Montero, Santos Cerdán y el núcleo duro de la Ejecutiva, a la que se sumarán nuevos vocales de refresco desde los territorios
El PSOE lleva a su 41º Congreso Federal una propuesta para repartir los beneficios empresariales con los trabajadores
Las acusaciones sin pruebas de Aldama devuelven el foco del caso Koldo a los teléfonos que quedan por examinar
España no está para fiestas y el PSOE, tampoco. Las devastadoras consecuencias de la DANA a su paso por Valencia, la explosiva declaración del delincuente confeso Víctor Aldama, la implacable ofensiva popular y judicial contra el Gobierno, la financiación singular para Catalunya, las diferencias con algunas baronías, la brecha que separa a los actuales dirigentes de aquellos, los de entonces, los que ya no son los mismos…. Nada invita a pensar que el del próximo fin de semana será un Congreso Federal del PSOE al uso. Ni en lo orgánico, ni en lo ideológico ni en lo folclórico festivo.
Cero entusiasmo despierta entre cuadros y delegados una cita que la dirección pretende saldar con una nueva exaltación de la unidad en torno a Pedro Sánchez. Sin embargo, llegan críticas desde diferentes territorios por haber mantenido la cita, pese a la tragedia valenciana, por la ausencia de carga ideológica en la ponencia marco y porque se avecinan cambios en los liderazgos de algunos territorios a partir de enero, algunos de ellos patrocinados desde Ferraz.
La expectación, por otro lado, es mínima ante los cambios que Sánchez pueda hacer en una Ejecutiva en la que, hoy más que nunca, se da por sentada la continuidad de Santos Cerdán al frente de la secretaría de Organización, después de las acusaciones sin prueba alguna del empresario Aldama contra el número 3 del partido, a quien atribuyó el cobro de 15.000 euros en comisiones por una contratación. Una imputación que Aldama hizo extensiva con otras cantidades y por otros conceptos al ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres, y al jefe de gabinete de María Jesús Montero, que igualmente seguirá en la vicesecretaría general del PSOE.
Mayoritariamente en el partido no se otorga crédito alguno al relato de Aldama ni en lo que respecta a su relación con el presidente del Gobierno ni con ninguno de sus ministros. Todos han presentado una querella conjunta contra el cabecilla de la trama corrupta y considerado que “un país como España no puede permitirse que la agenda política la marquen delincuentes confesos que calumnian sin pruebas, solamente para salir de Soto del Real y dormir en casa”.
No hay preocupación ni en el PSOE ni en el Gobierno a este respecto, pero sí indignación ante la utilización “espuria” que la derecha política y mediática han hecho y seguirán haciendo “del testimonio de un delincuente confeso en el marco de su estrategia de defensa”, afirman fuentes de la dirección socialista.
En lo que sí coinciden tanto en el Gobierno como en el PSOE, es que si hay un socialista, más allá del Ejecutivo, que está en el punto de mira de la trama corrupta de Aldama en el marco del llamado caso Koldo pero también de la derecha, es Santos Cerdán, a quien en la dirección federal consideran “víctima de una cacería”. Y no sólo porque “fuera el ejecutor de la ruptura y expulsión del partido del ex ministro José Luis Ábalos o porque sea persona de la absoluta confianza del presidente del Gobierno, sino porque es hombre clave en las relaciones con los grupos nacionalistas que forman parte de la mayoría parlamentaria, especialmente en la interlocución con Junts y con Bildu”, sentencia un miembro de la dirección. Negociador principal con Junts de la ley de amnistía y del acuerdo de investidura de Pedro Sánchez, fue precisamente Cerdán quien apareció en la imagen que rehabilitó como interlocutor político para el socialismo a Carles Puigdemont, después de fugarse en 2017 de España tras declarar la independencia.
Tras la imputación de Ábalos y, meses antes con la detención de Koldo, asesor del ministro, algunos medios especularon con la posibilidad de que Cerdán saliera de la Ejecutiva Federal tras el 41 Congreso Federal. Pura rumorología. Sánchez no sólo no ha dado señal alguna en esa dirección, sino que en estos días trabaja con Cerdán y también con Montero en el diseño de la que será su próxima dirección. “Si tuviera la más mínima sospecha de corrupción respecto a Santos, al presidente no le hubiera temblado el pulso. No la tiene y no parece que estuviera nunca en su cabeza prescindir de él, pero si en algún momento se lo hubiera planteado, justo ahora, sacarle de la dirección extendería sobre él un manto de sospecha que no existe y que la derecha convertiría en prueba irrefutable de su implicación en la trama”, elucubra un ministro.
Garantizada la continuidad de la vicesecretaria general y del secretario de Organización, el resto de la dirección de un partido en el Gobierno es algo que, salvo para el universo político-mediático y las lecturas territoriales, carece de demasiado interés. Es más, no se esperan grandes cambios, salvo en la portavocía de la dirección, donde se da por hecho la salida de Esther Peña y se especula con la entrada de la concejal madrileña Enma López. Sánchez mantendrá con seguridad a todo el núcleo duro actual, si bien incorporará nuevos vocales de refresco procedentes de los distintos territorios con la mirada puesta en 2027.
Todo en un momento en el que el presidente del Gobierno, tras anotarse el tanto de la aprobación del paquete fiscal, allana el camino para la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado para 2025 y sin más cambios en su gabinete que el ya confirmado relevo de Teresa Ribera por la actual secretaria de Estado de Energía, Sara Aagesen, para la vicepresidencia tercera y el ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.
Por lo demás, y a la espera de cómo se desarrolle el debate sobre la financiación singular de Catalunya que es el asunto que más críticas ha despertado en los territorios y motivado 400 enmiendas de las más de 6.000 presentadas a la ponencia marco, el 41 Congreso Federal será el de la cuarta reelección de Pedro Sánchez como secretario general. Poco más.
A pesar de que la ponencia marco -que para muchos tiene más de programa electoral que de documento ideológico para sentar las bases de la socialdemocracia de los próximos cuatro años- evitó cualquier alusión explícita a la financiación singular pactada con ERC para facilitar la investidura de Salvador Illa, las aportaciones desde los territorios han tratado de poner negro sobre blanco su rechazo al principio de ordinalidad que defienden los socialistas catalanes para el modelo de financiación autonómica. El documento sometido a debate en las federaciones dice, no obstante, que todas las Autonomías dispondrán “de más recursos que en la actualidad” y que el futuro sistema de financiación autonómico reforzará “la equidad, eficiencia y solidaridad” y “garantice la corresponsabilidad” de los territorios. En todo caso, nadie espera discusiones encendidas y mucho menos rupturas.
Y más allá de la financiación, hay enmiendas clásicas de todos los cónclaves socialistas que no podían faltar tampoco en el 41 Congreso Federal, como por ejemplo las que cuestionan la Monarquía y abogan por un horizonte hacia una República y piden que al menos se abra el debate en la organización sobre el modelo de estado. Han llegado desde distintas federaciones y también, como es habitual, desde las Juventudes Socialistas. Ni estas ni las que hacen mención a la revisión de una parte de los Acuerdos con la Santa Sede nunca llegaron a ser aprobadas. Alguna transaccional que diga una cosa y la contraria para contentar a todos y listo.