Cuando la Amargura baja, la Virgen de la Presentación sube. En un mes, la Magdalena se convierte en alfa y omega, en principio y fin de todo. Fin de las Glorias con la procesión del Amparo e inicio de ese tiempo de tránsito en el que ya atisbamos en el horizonte el primer indicio de la Semana Santa. Antes de la Purísima, antes de la Esperanza y antes de la Navidad, la Virgen del Calvario en sus cultos se convierte en otro heraldo de la hora que pronto va a sonar.