Las virulentas DANAS que golpearon semanas atrás la zona de Levante han dejado a su paso no sólo la pérdida de centenares de vidas humanas sino un reguero de destrucción. Puentes, carreteras, infraestructuras y también muchas viviendas han sufrido la furia de los torrentes de agua sin freno. Las inundaciones, aunque no de la magnitud de las vividas en los pasados días, no son un fenómeno nuevo en el litoral levantino. De hecho, el mapa de zonas potencialmente inundables que elaboró el Banco de España para su "Informe Bienal del Cambio Climático para el Sistema Financiero en 2023" lo destaca como una de las áreas que más riesgo de este tipo tiene. En total, el supervisor financiero estima que en España hay 81.000 viviendas en zonas inundables.
El Grupo Valmesa, compañía especializada en la valoración y tasación de bienes inmuebles, eleva sin embargo a 450.000 las viviendas que pueden verse afectadas por las inundaciones fluviales en virtud del mapa de riesgos que ha elaborado con datos de fuentes oficiales como el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco) y el Instituto Geológico y Minero de España (Igme).
Pero las inundaciones son sólo uno de los eventos climáticos cada vez más habituales y extremos provocados por el cambio climático a los que están expuestas miles de viviendas en España. Sequías más persistentes, incendios forestales más voraces o la erosión costera por la subida del nivel del mar son fenómenos que están devaluando el precio de muchos inmuebles sin que sus dueños sean probablemente siquiera conscientes de ello.
Como destaca el informe "El impacto del cambio climático en la venta y alquiler de viviendas" de Veltis Rating, compañía que ha desarrollado una herramienta sobre riesgos climáticos para el sector inmobiliario, "tradicionalmente, la ubicación y las características físicas han sido los factores predominantes en la valoración de una propiedad. Sin embargo, hoy día, los riesgos asociados al cambio climático, se han convertido en aspectos cruciales que pueden afectar no solo a la habitabilidad de una vivienda, sino también a su valor de mercado".
La estabilidad climática, añade, se está convirtiendo en un elemento de peso en la tasación inmobiliaria. "Las zonas propensas a inundaciones, huracanes o incendios forestales pueden experimentar una disminución en la demanda, lo que lleva a una inevitable bajada de precios", explica.
Las tasadoras, de hecho, tienen en cuenta cada vez más estos fenómenos al valorara una vivienda. Desde Tinsa aseguran que "las tasaciones advierten de especiales situaciones de riesgo, especialmente cuando determinados inmuebles incumplen peligrosamente la legislación sectorial en materia de aguas y costas". Sin embargo, ya está en camino una evaluación de riesgos climáticos más estricta para la concesión de hipotecas.
[[QUOTE:PULL|||Las tasaciones van a reflejar de forma más estricta estos eventos, lo que devaluará precios y encarecerá hipotecas]]
El Ministerio de Economía, Comercio y Empresa ha propuesto una modificación a la Orden Eco/805/2003 que establece las normas para la valoración de bienes inmuebles y derechos relacionados para finalidades financieras. Y en línea con las directrices del Banco Central Europeo (BCE) que insta a las entidades financieras a tenerlos en cuenta para la concesión de hipotecas, los riesgos climáticos y medioambientales se tendrán en cuenta de manera más explícita en la valoración de los activos. Como explica José María Basáñez, presidente de la tasadora Tecnitasa y de la patronal del sector Atasa, "lo que se espera es que ya queden recogidos todos los riesgos medioambientales de los activos que sirvan de garantía para un crédito" de forma mucho más estricta que hasta ahora.
Para determinarlos, compañías como Veltis Rating han desarrollado herramientas basadas en el "smart data" y el "machine learning" que aportan gran información sobre estos riesgos para las tasadoras. Tinsa, por ejemplo, también ha creado desde hace años con su filial de "big data" DataCentric (Accumin) una base de datos de estos riesgos consultando fuentes públicas y privadas tanto de carácter nacional (Miterd o Instituto Geográfico Nacional) como internacional (Comisión Europea o el Proyecto Copernicus).
La depreciación de los activos expuestos a estos eventos climáticos no es el único problema que los afecta. El encarecimiento de sus seguros es también ya una realidad. David César Heyman destaca en su análisis "¿Cómo impacta el cambio climático en el sector inmobiliario?" que, en Estados Unidos, en los estados de Florida y California, cada vez hay más viviendas que tienen que ser aseguradas por el Estado porque las compañías privadas no quieren encargarse de sus pólizas por su elevado riesgo climático. Viviendas cuyo valor ha aumentado de 160.000 a 633.000 millones de dólares entre 2017 y 2024, según detalla el estudio publicado por CaixaBank Research.
A futuro, la agencia de calificación de riesgos S&P ha advertido recientemente de que los seguros de No Vida experimentarán a medio plazo un aumento de los siniestros relacionados con el cambio climático y enfrentarán mayores costes por los daños físicos cubiertos por las aseguradoras.
Aunque las recientes DANAS han puesto de manifiesto la vulnerabilidad de Levante y la Costa del Sol a fenómenos como las tormentas extremas, hay otras zonas de España cuyo sector inmobiliaria está también en el punto de mira del cambio climático. Veltis Rating destaca a este respecto a País Vasco y Galicia por las inundaciones cada vez más frecuentes que sufren. En el caso de la primera y de Asturias, desde el intermediario de crédito Hipotecas Plus advierten también de que se trata de regiones vulnerables a un encarecimiento de las hipotecas por los incendios.
En el extremo opuesto, destacan las olas de calor cada vez más frecuentes en ciudades como Madrid o Sevilla. Fenómenos que, advierte, incrementan los costes de climatización y mantenimiento y afectan al valor de las viviendas.
En el caso del calor, Unión de Crédito y Caución (UCI) destaca que áreas que antes solían ser atractivas para vivir pueden volverse menos deseables debido a la escasez del agua o la subida de temperaturas. En estos casos, las propiedades pueden perder su valor y los propietarios su inversión. Al hilo de este fenómeno, en los últimos años se ha producido un "boom" turístico en el norte de España huyendo de otras zonas de temperaturas más elevadas.