Un submarino de ataque es una nave militar diseñada específicamente para operar en misiones submarinas de alto impacto, enfocadas en la neutralización de objetivos enemigos en el mar y bajo el agua. Estas embarcaciones, generalmente de propulsión nuclear o diésel-eléctrica, se distinguen por su capacidad de maniobra, velocidad y furtividad, lo que les permite infiltrarse en áreas altamente vigiladas sin ser detectadas.
Los submarinos de ataque juegan un papel estratégico fundamental. Su capacidad para operar de manera encubierta permite recopilar inteligencia crítica sobre movimientos enemigos. En este contexto, hay una nación de Sudamérica que destaca con la mayor cantidad de submarinos.
Brasil tiene la mayor cantidad de submarinos en América Latina, con 4 unidades se posiciona por encima de naciones como Perú y Chile.
La nación brasileña destaca como el país de América Latina con la mayor cantidad de submarinos operativos. Según datos de Global Fire Power (GFP), la Armada brasileña cuenta con cinco submarinos en servicio, posicionándose en el puesto 25 a nivel mundial en términos de flota submarina
Esta flota incluye submarinos de la clase Riachuelo, derivados de la clase Scorpène francesa, adaptados a las necesidades específicas de Brasil. El S-40 Riachuelo, por ejemplo, fue incorporado en septiembre de 2022, siendo considerado el submarino más moderno de América Latina.
La inversión de Brasil en su fuerza submarina refleja su compromiso con la protección de su extensa costa y la "Amazonía azul", una vasta área marítima de importancia estratégica y económica para el país.
Rusia posee una de las flotas de submarinos más grandes del mundo. Según datos de Global Firepower para 2024, Rusia cuenta con 65 submarinos operativos, situándose en el primer lugar a nivel mundial. Esta flota incluye submarinos de ataque y estratégicos, tanto de propulsión nuclear como convencional, lo que le otorga una capacidad significativa en operaciones navales y disuasión nuclear.