La Cumbre del Clima de Bakú ha aprobado la puesta en marcha de un mercado global de carbono bajo las normas de la ONU así como las normas para el comercio bilateral de emisiones entre países. Esta ha sido la cuestión menos problemática de las que se negocian entre casi 200 países durante esta cumbre, la COP29 , aunque todavía quedan pendientes algunas normas técnicas más a definir en 2025. A lo largo del sábado el ambiente s e ha ido tensando en Bakú hasta hacer temer un descarrilamiento de la Cumbre del Clima. La cuestión clave del encuentro, concretar la financiación climática para ayudar a los países en desarrollo, sigue sin salir adelante, a pesar de estar en el tiempo de descuento, ya que la reunión debería haber concluido el viernes. Ante la imposibilidad, hasta el momento, de lograr un acuerdo sobre el dinero, la presidencia de la COP29 ha decidido convocar un pleno en el que votar las cuestiones más procedimentales y en las que sí hubieran logrado un acuerdo. Aquí se encuadra el mercado global de carbono. La comunidad internacional ha necesitado casi una década para poner en marcha los mercados de carbono. Una medida polémica que, según sus defensores, ayudará a reducir las emisiones de efecto invernadero, pero que también hace temer a sus detractores que limite los esfuerzos por recortar emisiones. Los créditos de carbono se crean a través de proyectos de reforestación de árboles o la construcción de parques eólicos en un país menos desarrollado. Por cada tonelada métrica de emisiones que se absorbe de la atmósfera, se genera un crédito de carbono que pueden comprar países o empresas. Ahora los asistentes han decidido dar luz verde a un mercado de carbono regulado por Naciones Unidas y también a que pueda haber un comercio bilateral entre países. Una medida que ha demostrado ser popular tanto entre los países en desarrollo que buscan financiación internacional como entre las naciones más ricas ansiosas por encontrar nuevas formas de cumplir los estrictos objetivos de reducción de emisiones, apunta Reuters. De hecho, a principios de este mes ya se habían cerrado más de 90 acuerdos entre países para más de 140 proyectos piloto. La Asociación Internacional de Comercio de Emisiones (IETA) calcula que un mercado de carbono respaldado por la ONU podría tener un valor de 250.000 millones de dólares al año para 2030, y compensar 5.000 millones de toneladas métricas adicionales de emisiones de carbono al año. El jefe de clima de la ONU, Simon Stiell, aseguró el primer día de la CUmbre del Clima que «esto no es un poco de burocracia arcana de la ONU», sino algo que podría ayudar a los países a implementar sus planes climáticos. «Cuando estén en funcionamiento, estos mercados de carbono ayudarán a los países a implementar sus planes climáticos de manera más rápida y económica, reduciendo las emisiones. Estamos muy lejos de reducir las emisiones a la mitad en esta década, pero los logros en los mercados de carbono aquí en la COP29 nos ayudarán a volver a esa carrera», dijo. Sin embargo, la cuestión clave de la COP29 sigue sin resolverse y el ambiente está cada vez más cargado en Bakú. Por la mañana, los países desarrollados aceptaban movilizar hasta 300.000 millones de dólares al año en financiación para los países en desarrollo. Era su oferta tras dos semanas de negociación para intentar desbloquear el encuentro ya en el tiempo de descuento. Pero la cifra todavía estaba muy lejos de los 1,3 billones que pedían inicialmente los países subdesarrollados o incluso de los 500.000 millones que planteó como mínimo el grupo del G77 y China, conformado por los países del 'Sur Global'. Así, en una reunión vespertina este sábado donde se planteaba la cuestión con los representantes de casi 200 países presentes, estalló la frustración entre los estados más vulnerables, cuyos representantes llegaron a levantarse de las conversaciones. Así lo hizo el grupo africano de los Países Menos Adelantados (LDC, por sus siglas en inglés) y la Alianza de Pequeños Estados Insulares (Aosis). Estos últimos se marchaban de la mesa de negociación sobre financiación porque no ofrecía una «forma de avanzar», aseguraron. « El proceso debe ser inclusivo. Si este no puede ser el caso, se hace muy difícil para nosotros continuar nuestra participación aquí en la COP29», aclaraba Cedric Schuster, presidente de la alianza, quien también aseguró que los estados insulares se han sentido «continuamente insultados» por la falta de inclusión. «Nuestras peticiones están siendo ignoradas», dijo. Las siguientes horas han sido de reuniones bilaterales y esfuerzos para volver a sentarlos en la mesa de negociación. « Estamos haciendo todo lo posible para construir puentes con literalmente todo el mundo«, dijo el comisario de Clima de la UE, Wopke Hoekstra, según la BBC. «No es fácil, ni en lo que respecta a las finanzas ni a la mitigación. También es justo pedir que sigamos siendo constructivos».