Los planes de pensiones, un producto de ahorro clave para complementar la pensión pública, pueden convertirse en aliados o en una carga dependiendo de cómo se rescaten. El titular puede rescatar su plan de pensiones en el momento de su jubilación y en los siguientes casos: a partir de 10 años de antigüedad, en caso de desempleo de larga duración y enfermedad grave. Estas son las opciones más y menos beneficiosas fiscalmente para rescatar un plan de pensiones.
-Retirar el plan de pensiones en forma de capital, con la que se recibe todo el dinero acumulado en el plan en un solo pago. El dinero del plan se sumará a tus rentas del trabajo como si tuvieras un segundo pagador y elevará considerablemente tu base imposible. Es la opción menos recomendada. Esta fórmula permite aplicar una reducción del 40% sobre las cantidades invertidas antes del 31 de diciembre de 2006, pero sólo es posible hacerlo una vez y en un plazo de dos años desde la jubilación o la contingencia que motivó el rescate.-Retirar el plan de pensiones en forma de renta, unas cantidades que se recibirán de forma anual, semestral, trimestral o mensual. También sumará a tus rentas en el IRPF aumentando la base imponible. Con esta opción el impacto fiscal es menor, ya que el IRPF es un impuesto progresivo, y al recibir una cantidad menor cada año, es menos probable que alcances los tramos más altos de tributación.
-Retirar el plan de pensiones de forma mixta, cobrando una parte en forma de capital, normalmente cuando se decide recuperar las cantidades, y el resto en forma de renta de forma periódica. No es la mejor opción, pero tampoco la peor.
Otra opción más desconocida es dejar el plan de pensiones como parte de la herencia. "En este caso, el dinero del plan no se incluye en la masa hereditaria (no paga Impuesto de Sucesiones), pero los herederos deberán tributar en el IRPF como rendimiento del trabajo cuando lo rescaten", explica Bankinter.
Además, hay que tener en cuenta los beneficios fiscales que ofrecen estos productos durante la etapa de aportaciones. Las aportaciones reducen la base imponible del IRPF en el año correspondiente, con un límite de 1.500 euros anuales (o hasta el 30% de los rendimientos del trabajo y actividades económicas, la menor de ambas cantidades).
Este límite es aplicable a planes de pensiones individuales y planes de previsión asegurados (PPA), pero también para las aportaciones realizadas a planes de pensiones de empleo (PPE), planes de previsión social empresarial (PPSE) y mutualidades de previsión social. No obstante, la aportación deducible podrá incrementarse en hasta otros 8.500 euros adicionales (hasta un total de 10.000 euros) para los planes de empleo y los planes empresariales,