Yefersson García, oriundo de Rionegro, Antioquia, soñó con explorar Sudamérica de una manera única. En abril de 2024, adaptó su motocicleta para hacer un viaje de 13 países junto a su fiel compañera, Frula, una perrita que ha sido su mayor inspiración. Esta travesía, que inició en Colombia y abarcó desde las alturas de Perú hasta los vibrantes paisajes de Brasil, capturó la atención por la conexión entre humano y mascota, y la determinación de Yefersson por cumplir sus sueños.
Durante más de seis meses, el joven rionegrero enfrentó desafíos y disfrutó de los paisajes sudamericanos con Frula. En su recorrido, no solo conocieron culturas de Sudamérica, sino que también superaron retos como altitudes extremas, separaciones temporales y contratiempos inesperados que fortalecieron su vínculo.
El trayecto comenzó oficialmente el 28 de abril de 2024, cuando Yefersson partió de Rionegro con dirección a Cali, antes de cruzar la frontera hacia Ecuador. A partir de ahí, su aventura en moto lo llevó a paisajes como la cordillera de Huascarán, en Perú, donde alcanzó altitudes superiores a los 4,200 metros sobre el nivel del mar. “Los paisajes eran impresionantes, y la hospitalidad de las personas nos llenó de energía”, expresó el joven.
En Argentina, Yefersson exploró provincias como Mendoza y Córdoba, mientras que en Brasil disfrutó de la diversidad cultural que caracteriza al país. Aunque en la Guyana Francesa sufrió la confiscación de su dron, calificó la experiencia como enriquecedora por la inmersión en un entorno culturalmente distinto.
Uno de los desafíos más duros ocurrió en Perú, donde tuvo que regresar temporalmente a Colombia por trabajo, dejando a Frula al cuidado de un amigo. El reencuentro fue emotivo: “Ella lloraba de felicidad al verme. Ese momento lo guardaré siempre”.
A lo largo de la ruta, Yefersson encontró obstáculos como condiciones climáticas extremas, pero su determinación lo llevó a finalizar el viaje en Venezuela, donde la calidez de los habitantes marcó el cierre perfecto para su aventura.
El vínculo entre Yefersson y Frula fue el eje central de la travesía. Frula, adaptada para viajar cómodamente en la motocicleta, se convirtió en símbolo de motivación para su dueño. “Ella fue mi compañera en los momentos difíciles; su energía alegraba a todos”, afirmó el joven.
La historia de Yefersson y Frula no solo inspiró a viajeros y amantes de las mascotas, sino que también demostró cómo un sueño, con esfuerzo y un compañero fiel, puede convertirse en una experiencia inolvidable.