El Ministerio Público confirmó que está investigando a una mujer de apellido Rojas por presuntas agresiones en un centro educativo privado ubicado en Moravia, San José.
La pesquisa, que se sigue bajo el expediente 24-027639-0042-PE, está a cargo de la Fiscalía Adjunta de Atención de Hechos en Perjuicio de Niñas, Niños y Adolescentes (Fanna), fue confirmada poco después de que circularan en redes sociales imágenes de supuestos golpes y relatos de personas que alegan que ellas o sus hijos han sufrido lesiones por parte de la señora señalada.
Por ejemplo, una usuaria de Facebook, de apellido Castillo, afirmó que su hijo es uno de los afectados. “Fueron dos medios días, lo que fue más que suficiente y mi bebé salió de ese lugar golpeado y con una explicación de la señora Rojas que se había torcido el pie y que se hizo un rasponcito en el pómulo, esto me lo dijo por teléfono. Cuando recogimos al bebé nos dimos cuenta de que claramente no fue solo un rasponcito en el pómulo”, expresó la mujer en su publicación, que ilustró con imágenes de las lesiones del menor.
De acuerdo con Castillo, su hijo, de apenas un año y cuatro meses, tenía tres líneas rojas en el lado derecho del rostro. Preocupada, la madre llevó al pequeño al médico, quien le confirmó que, además de las mencionadas lesiones, presentaba un punto de sangre en su ojo y heridas dentro de la boca.
Cuando Castillo y su esposo le reclamaron a la docente, esta, según relata la mujer, se limitó a decir que el menor se había resbalado y que no había ocurrido nada. Sin embargo, al día siguiente, el niño presentó moretones en la barbilla y la frente. “Ella dice que seguro se golpeó en la casa porque eso no lo tenía”.
“Con mucho dolor en mi corazón y frustración puedo reconocer que lo que mi bebé tiene marcado en la carita es una mano. No me imagino la magnitud para que tuviera sangre dentro de su boquita y que al otro día le salieran moretes”, comentó Castillo.
Según agregó, desde la supuesta agresión, su hijo llora todas las noches y grita asustado al escuchar ruidos fuertes. “Cuando lo baño pega gritos para que no le caiga agua en la cara”, relató.
Tras consultas de La Nación, la Fiscalía respondió que el caso se encuentra en la etapa de recolección y análisis de prueba, por lo que no podían brindar más detalles.
Por su parte, el Patronato Nacional de la Infancia (PANI) aseguró que el Centro de Orientación e Información (COI) detectó imágenes que circulaban en redes sociales sobre las aparentes agresiones cometidas por la mujer. En consecuencia, interpusieron una denuncia ante la Fiscalía, el Ministerio de Educación Pública (MEP) y delegaron el caso en la oficina local del PANI, para realizar las investigaciones correspondientes y determinar la veracidad de los hechos.
Además del testimonio de Castillo, otra usuaria, de apellido Fernández, quien aseguró ser exestudiante de ese centro educativo, afirmó que tanto ella como su hermana sufrieron maltratos y agresiones, como: “pellizcos, empujones, jalones de pelo y orejas, gritos, entre otras cosas”.
“Es lamentable ver que la teacher Rojas, a pesar de los años, no ha cambiado su actitud ni ha dejado de fomentar el maltrato hacia los menores que no se ajustan a sus expectativas de disciplina, quietud o rendimiento. Los exestudiantes somos testigos no solo por lo que vivimos en carne propia, sino también por el miedo constante que sentíamos cuando ella estaba cerca. Teníamos que estar callados y quietos para evitar que nos regañara de manera severa”, aseveró.
De acuerdo con Fernández, durante su infancia desarrolló ansiedad por esta situación. “Recuerdo que, sin darme cuenta, comencé a morderme las uñas o a tartamudear, algo que le incomodaba mucho a la teacher. Estas experiencias dejaron una huella profunda, y creo que es importante alzar la voz para que estos comportamientos no se sigan normalizando”, concluyó.
Por otro lado, una usuaria identificada como María José comentó que su sobrino, de un año, terminó en el hospital por golpes tras estar en la misma guardería.
Otra mujer, de apellido Aguilar, afirmó que trabajó como maestra en ese centro educativo y que, al observar las irregularidades, junto con sus compañeras decidieron renunciar y presentar una denuncia ante el PANI. Sin embargo, indicó que la situación no escaló a más.
Desde que se destaparon los testimonios por posibles episodios de agresión, las redes sociales del centro educativo desactivaron los comentarios en sus publicaciones.
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