La mayoría de los ciudadanos apoyan la existencia de la monarquía, pero se oponían a que el Gobierno sufragara la ceremonia simbólica de mayo de 2023 para quien era rey desde la muerte de su madre el año anterior
Carlos III, coronado entre vítores, banderas y algunas voces republicanas en un país en crisis
La coronación de Carlos III, una ceremonia simbólica meses después de que fuera oficialmente rey, costó al contribuyente británico en mayo de 2023 al menos 72 millones de libras, es decir más de 86,5 millones de euros, según los datos recién publicados por el Gobierno.
El Ministerio de Cultura, Comunicación y Deporte, el encargado del presupuesto del evento y que acaba de publicar sus cuentas de 2023-2024, asegura que los costes de la ceremonia de coronación de Carlos y Camila fueron de 50,3 millones millones de libras; además, el Ministerio del Interior recibió otros 21,7 millones de libras para el coste extra estimado de la seguridad de la coronación, que incluyó una procesión en carroza y un rito en la abadía de Westminster para ponerle al monarca la corona de oro y 444 diamantes y otras piedras preciosas que ha pasado de cabeza en cabeza desde 1660.
Los gastos de la coronación fueron un coste extra para el Tesoro y no salieron del presupuesto de la corona británica, que es el más alto del mundo entre las familias reales y supera los 100 millones de euros anuales. Además, el monarca tiene una fortuna personal de unos 2.000 millones de euros que ha construido con inversiones y relaciones poco transparentes, según ha documentado extensamente la investigación periodística del diario The Guardian.
Carlos III llegó al trono en septiembre de 2022 tras la muerte de su madre, Isabel II, con promesas de austeridad y de reforma, pero el presupuesto para la familia real no ha hecho más que subir. En 2025, llegará hasta 132 millones de libras al año, o 161 millones de euros, según la aplicación del acuerdo con el anterior Gobierno conservador.
La ceremonia de coronación es una tradición, pero no era necesaria para la proclamación de Carlos como monarca, automática desde la muerte de Isabel II, la monarca más longeva. La decisión de celebrar la ceremonia y los detalles de cómo hacerla dependía de la familia real.
Según el Ministerio de Cultura, la ceremonia fue un éxito por su audiencia y la seguridad con la que se desarrolló. En su informe de cuentas, el Ministerio destaca que 2.000 invitados asistieron a la ceremonia en la abadía de Westminster, unos 20.000 espectadores fueron al concierto que se celebró esa noche en el castillo de Windsor y miles de personas llenaron durante horas las calles de Londres para ver de lejos la procesión. También asegura que organizaciones caritativas recaudaron aquellos días el equivalente a 17 millones de euros y que la ocasión “dio la oportunidad a las comunidades para hacer fiestas en las calles como un acto nacional de celebración y amistad”.
La coronación dio un día festivo extra, el lunes siguiente, lo que suele perjudicar a la economía. El impacto de la ceremonia es difícil de medir, pero los días festivos extra reducen la producción: aquel mes de mayo el PIB bajó un 0,3% respecto al mes anterior, según destaca un informe sobre el tema para la Cámara de los Comunes, que también recuerda el momento de precios altos y huelgas. Pese a la ocupación por encima del 90% de los hoteles en Londres aquel fin de semana y las estimaciones previas, los ingresos de pubs y restaurantes cayeron ese mes.
La ceremonia de coronación tuvo una audiencia en televisión estimada de 20 millones de espectadores, frente a los 29 millones del funeral de la reina Isabel el año anterior.
La mayoría de los británicos creía en abril de 2023 que el Gobierno no debería pagar por los gastos de la coronación, según una encuesta de YouGov. Casi la mitad de los encuestados decían entonces que era improbable que fueran a ver la coronación. El 9% decía que importaba “mucho” la coronación y el 24% que “bastante”, según la misma encuestadora.
“La coronación fue un desfile arcaico, sin sentido que sucedió porque Carlos lo quiso. No había ninguna necesidad”, dijo este jueves Graham Smith, portavoz de Republic, una organización de activistas que piden transparencia en las cuentas de la corona británica, la reforma de su papel y en último término la elección en las urnas del jefe de Estado y la transformación del Reino Unido en una república parlamentaria. “En un momento en que tanta gente está sufriendo por la crisis del coste de la vida, es una vergüenza que Carlos insistiera en esta extravagancia sin sentido”, se quejó Smith.
Según Republic, el coste de la ceremonia está subestimado ya que, por ejemplo, no se incluyen los gastos para el Ministerio de Defensa. “El coste real es probablemente mucho más alto”, según esta organización, que subraya que el presupuesto de 72 millones de libras pagaría, por ejemplo, 27 millones de almuerzos para escolares que necesitan ayuda para comer.
El Reino Unido, más tocado que sus vecinos por la pandemia y la guerra de Ucrania, sigue sufriendo los efectos de la desconexión de su principal mercado, la UE, y el deterioro de los servicios públicos tras los recortes en 14 años de Gobierno conservador. El nuevo ejecutivo del laborista Keir Starmer promete no hacer más recortes, pero está sufriendo para cuadrar el presupuesto y ya ha tocado algunas ayudas y desgravaciones.
En el Reino Unido, más de 16 millones de personas viven por debajo del umbral de la pobreza, es decir el 24%, según un estudio de una comisión independiente y no partidista especialista en desigualdad. Este estudio, recién publicado, estima que más de dos millones de personas cayeron en la pobreza desde 2019 y así se ha llegado al porcentaje más alto de pobres desde que existen datos comparables, en 2000.
Republic compara el gasto de la coronación con las comidas escolares -aunque ese “ahorro” no iría a esas partidas- porque los niños son los más afectados por el deterioro de las condiciones en el país. El estudio calcula que más de cinco millones de niños, o el 36%, viven en familias pobres.
La mayoría de la población cree que la monarquía es “algo bueno” para el Reino Unido, según los últimos datos disponibles de YouGov, de agosto de este año, aunque el apoyo a la institución ha bajado, especialmente entre los menores de 50 años. Carlos es menos popular que su hijo mayor y más que su actual esposa.