En 1990, el director Emilio Sagi regaló al Teatro de la Zarzuela una producción de ' La del manojo de rosas ' que ha sido capaz de envejecer sin añadir una arruga a su aspecto original. Superadas varias reposiciones en Madrid, giras nacionales y salidas al extranjero, esa calle sin nombre pero con dedicatoria a Teresa Berganza , que aparece ante los espectadores tras levantarse el telón, sigue impresionando por su monumentalidad y su extraordinaria evidencia. Es algo real y, lo más importante, propenso a los amores, desventuras y superviviencias de habitantes cuya desenvoltura es pura cotidianeidad. Mucho tiene que decir sobre esta cercanía el propio sainete de Ramos de Castro y Cuadrado Carreño , con música rutilante y sabia...
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