Un equipo internacional de científicos ha iniciado una expedición a la Antártida para recolectar sedimentos glaciomarinos en los bordes occidentales de la capa de hielo. El objetivo principal es estimar el futuro aumento del nivel del mar a partir del análisis de estas muestras. La investigación se centra en la comprensión de los efectos del cambio climático en la estabilidad de la capa de hielo antártica. La expedición, con participación de especialistas de 13 países, se lleva a cabo bajo el proyecto SWAIS 2C.
La iniciativa cuenta con la participación de diversas instituciones italianas, incluyendo el Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología (INGV), la Universidad de Génova, la Universidad de Siena, la Universidad de Trieste y el Instituto Nacional de Oceanografía y Geofísica Experimental (OGS). El Programa Nacional de Investigación Antártica (PNRA) de Italia apoya el proyecto a través del programa Italia para SWAIS-2C. La financiación y la colaboración internacional son cruciales para la viabilidad de la investigación a gran escala.
La expedición emplea técnicas de análisis paleoclimático para estudiar muestras de sedimentos extraídas del fondo marino bajo la plataforma de hielo Ross. Las perforaciones alcanzan hasta 200 metros de profundidad bajo el nivel del mar, proporcionando datos relevantes sobre el comportamiento de la capa de hielo a lo largo de la historia. Los investigadores buscan correlacionar los datos con modelos climáticos para proyectar escenarios futuros.
“La capa de hielo de la Antártica occidental contiene tal cantidad de hielo que, si se derritiera por completo, elevaría el nivel del mar entre 4 y 5 metros”, explica Paola Del Carlo, investigadora del INGV. “Investigaciones recientes han demostrado que, debido al aumento de la temperatura global debido al cambio climático en curso, el colapso de algunas partes de la misma puede ser inevitable; sin embargo, este aumento de temperatura aún no ha afectado las aguas subyacentes de la gran Plataforma Ross que, por lo tanto, todavía constituyen un soporte que estabiliza la masa glacial suprayacente, aunque no sabemos por cuánto tiempo«.
La misión busca determinar la temperatura que podría desencadenar el derretimiento de la plataforma de Ross y el subsiguiente colapso de la capa de hielo de la Antártida occidental. Las muestras de sedimento recuperadas abarcan cientos de miles, incluso millones de años, incluyendo información sobre el último período interglacial, cuando el planeta era aproximadamente 1,5 °C más cálido que las temperaturas preindustriales. La información obtenida permitirá modelar con mayor precisión la respuesta de la capa de hielo a los cambios climáticos.
“Las muestras de sedimento que nuestro equipo espera recuperar se remontan a cientos de miles, si no millones, de años, e incluyen información sobre el último período interglacial hace 125.000 años, cuando el planeta era aproximadamente 1,5 °C más cálido que las temperaturas preindustriales”, añade Del Carlo. «Se espera que los resultados de esta investigación puedan ayudar a orientar los planes de pronóstico y adaptación al inevitable aumento del nivel del mar, así como subrayar aún más la urgencia de adoptar políticas y soluciones capaces de mitigar las emisiones globales de gases de efecto invernadero«.
La ubicación remota del lugar de perforación, a muchos kilómetros de la Base Scott de Nueva Zelanda, presenta un desafío logístico considerable. El transporte de personal y equipos requiere un convoy de vehículos de orugas en un viaje de más de 1.100 kilómetros a través de la superficie helada. Se espera que el cruce de la plataforma de Ross dure unos 15 días, tras lo cual se construirá una pista de aterrizaje en hielo para aviones equipados con esquís. La llegada al área de perforación está prevista para finales de noviembre.