Ayer tuvo Pedro Sánchez motivos para sentirse satisfecho de su grey y motivos para meterse debajo de la almohada de la siesta. No le arriendo la úlcera de estómago. Vaya jornada merced a la facundia de Víctor de Aldama . No comenzó mal el día: acuerdo con los socios para salvar algunos aspectos de la reforma fiscal consistente en quitarle cuanto más dinero sea posible a la gente. Ya es sabido que a los socios de Sánchez les gusta que Pedro les engañe. Se dejan engañar. Por esas cosas del escenario cosmológico –o de lo que sea– les conviene. Prometió cosas contrarias a socios de izquierda y de derecha, de esas que si se cumple la una no se cumple...
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