La línea ferroviaria de México –durante mucho tiempo- se redujo a ser denominada "La Bestia", el tren de carga que miles de migrantes han usado por décadas para viajar desde el sureste del país hacia Estados Unidos. Sin embargo, esta percepción está cambiando de manera significativa.
El gobierno mexicano ha realizado una inversión histórica para desarrollar nuevas líneas de trenes de pasajeros, reviviendo un medio de transporte que había quedado en el olvido desde la segunda mitad del siglo XX. Actualmente, ya operan el Tren Maya, que recorre zonas históricas de la península de Yucatán, y el Tren Interoceánico, que une el océano Pacífico con el Golfo de México en el sureste. El ambicioso proyecto busca revolucionar la economía de todo el país.
En el centro del país, el Tren Interurbano es utilizado diariamente por miles de trabajadores y estudiantes que viajan entre la Ciudad de México y Toluca. Próximamente, también estará en operación una línea rápida del Tren Suburbano para conectar a los viajeros con el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA).
Se están construyendo dos grandes líneas ferroviarias: México-Querétaro y México-Pachuca. En los planes de la nueva presidenta, Claudia Sheinbaum, está la reapertura de tres rutas adicionales para pasajeros: México-Veracruz, México-Nogales y México-Nuevo Laredo.
La mandataria indicó que estos proyectos son una prioridad en su gobierno. "Antes los privatizaron; ahora recuperamos los trenes de pasajeros con orgullo porque representan desarrollo regional, empleos, turismo y prosperidad compartida", expresó durante su toma de posesión. Para estas iniciativas, su administración ha destinado un presupuesto inicial de US$7.500 millones.
El Tren Maya, la obra emblemática del presidente Andrés Manuel López Obrador (2018-2024), es uno de los proyectos de infraestructura más destacados de su gestión. Basándose en una idea previa de la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT), el presidente le imprimió su propio enfoque al plan: conectar toda la península de Yucatán mediante un sistema ferroviario.
La construcción del Tren Maya fue un gran desafío. Se invirtieron US$30.000 millones, una cantidad histórica, para crear 1.500 kilómetros de vías, estaciones, hoteles y proyectos turísticos en una región donde el turismo en la costa del Caribe ha sido la principal fuente de ingresos durante años.
En sus primeros meses de funcionamiento, de diciembre a agosto, el Tren Maya logró transportar cerca de 400.000 pasajeros. A pesar de su importancia, el desarrollo de la infraestructura ferroviaria más grande del país ha recibido críticas. Por un lado, se cuestiona el daño ambiental que ha causado en la selva tropical del sureste de México. Por otro lado, se duda de su rentabilidad, ya que podría pasar mucho tiempo antes de que se recupere la inversión.
Un proyecto iniciado por AMLO, pero que no se terminó durante su gobierno, es la ampliación del Tren Suburbano de la Ciudad, que conectará con el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles a lo largo de 42 kilómetros. Este proyecto, tras varios retrasos, se espera que esté listo en 2025.
Desde el inicio de su mandato, Claudia Sheinbaum ha seguido la política de expandir las redes ferroviarias, un enfoque que impulsó desde su campaña. En su primer mes como presidenta, dio inicio a la construcción de dos importantes líneas interurbanas que partirán de la Ciudad de México.
Una de estas líneas conectará con Pachuca, una ciudad situada a 90 km al norte de la capital. Aunque está cerca, el intenso tráfico vehicular complica el traslado terrestre, y su proximidad hace innecesario el transporte aéreo. La ampliación del Tren Suburbano reducirá el tiempo de viaje a la mitad y disminuirá el congestionamiento en las carreteras.