Aunque se conocieron hace más de una década, la periodista Gabriela Jiménez y el comentarista arbitral Ramón Luis Méndez, quien falleció el pasado miércoles 20 de noviembre, consolidaron su amistad con el paso del tiempo. Su vínculo se fortaleció al punto de volverse amigos inseparables, que estuvieron el uno para el otro en las buenas y en las malas.
Ante la muerte del analista deportivo, la periodista recordó que su relación se fortaleció en el programa Contragolpe, donde coincidieron por primera vez hace tres años, cuando ella lo invitó a participar como panelista. Según Jiménez, la conexión entre ambos fue inmediata, como un “click” perfecto. Ramón Luis Méndez hizo lo que lo caracterizaba: ofreció un análisis profundo del fútbol, sin restricciones de tiempo, mientras explicaba con claridad temas relacionados con el arbitraje.
Tras esa experiencia, Jiménez no dudó en pedirle que continuara asistiendo al programa. Méndez aceptó y juntos crearon la sección Tiempo de reposición, nombre sugerido por el propio exárbitro. Desde entonces, la dinámica fluyó de manera natural. Compartían una pasión común por el deporte, pero también construyeron una amistad sólida fuera de las cámaras.
“Me enseñó a vivir la vida al máximo y que no importaba cuántas adversidades o cuántos problemas uno tenga, hay que recibir eso con una sonrisa y con positivismo porque se sale para adelante y punto. Sin darle tanta mente ni tanta bola al asunto (...). Lo definiría como mi gran amigo del alma, el amigo que siempre estuvo ahí y estará ahí para mí en todo momento”, expresó la presentadora.
Ramón Luis Méndez encontró paz con la muerte al batallar contra el cáncer
Eran tan cercanos que, cuando el comentarista fue diagnosticado con cáncer de garganta, Jiménez fue una de las primeras personas en enterarse, incluso antes de que la noticia se hiciera pública. Según la periodista, siempre estuvo a su lado en los momentos buenos y en los difíciles, ofreciéndole su apoyo incondicional en todo lo que necesitara.
La periodista recordó a Ramón Luis Méndez como un hombre franco, responsable y disciplinado, profundamente apasionado por su labor. Lo describió como un auténtico guerrero, que afrontó su tratamiento con una sonrisa y su característico sentido del humor. Además, destacó su amor por el vino y su sinceridad sin filtros, ya que nunca le preocupó agradar o desagradar; puesto a que siempre expresó lo que pensaba de manera genuina y auténtica.
“Compartimos muchísimos momentos fuera del programa y durante el programa siempre nos divertiríamos mucho. Haberlo acompañado en este proceso fue parte de lo que Dios me permitió devolverle un poco, de lo que una amistad verdadera y real merece. Para mí, él siempre fue una persona muy fácil de querer y era súper paternal, súper atento, súper especial”, finalizó la periodista.
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