El presidente argentino, Javier Milei, arremetió contra su vicepresidenta un año después del triunfo electoral histórico, dejando al descubierto una profunda fractura dentro del Poder Ejecutivo y zanjando aparentemente una acalorada lucha de poder entre su influyente hermana y su segunda al mando.
La vicepresidenta Victoria Villarruel ya no “participa en las reuniones del gabinete, no tiene ningún tipo de injerencia en la toma de decisiones” y solo habla con el presidente “lo que se necesita institucionalmente para cumplir con nuestros roles”, señaló Milei al canal de televisión local LN+.
“Ella está mucho más cerca de lo que ella llama alta política, que es lo que nosotros llamamos casta”, agregó Milei en alusión a su número dos, que también preside el Senado. La plataforma de campaña de Milei giraba en torno a acabar con la casta, el término que utiliza el mandatario para referirse a la corrupción política y el elitismo.
Villarruel ha pasado el último año enfrascada en una feroz batalla con Karina Milei —la hermana del presidente que ocupa un alto cargo en el gobierno— por la influencia sobre los esfuerzos del líder libertario para reformar drásticamente la economía argentina. En una entrevista concedida en marzo, Villarruel afirmó que Milei era un “pobre jamoncito” entre ella y su hermana.
La fría relación de Milei con Villarruel ha sido un secreto a voces en los círculos gubernamentales de Buenos Aires durante meses. Pero el presidente no había reconocido abiertamente hasta ahora hasta dónde se había reducido su papel, y aprovechó la entrevista para dejar en claro quién manda.
“Mi hermana, la supuesta repostera —o pastelera, no sé cómo le dicen—... Repostera —como si eso fuera un delito— y que no sabe nada de política, en seis meses armó un partido”, dijo en la entrevista del miércoles. “Mirá adónde nos puso la repostera”.
Las disputas entre presidentes argentinos y sus vicepresidentes no son nuevas. El predecesor de Milei, Alberto Fernández, a menudo discutía públicamente con la vicepresidenta Cristina Kirchner, y las luchas políticas internas solo empeoraron a medida que se agravaba la crisis económica del país.
Lo diferente esta vez es que Milei está excluyendo a Villarruel en los primeros meses de su mandato, y en un momento en que disfruta de una serie de victorias económicas y políticas.
Villarruel, una abogada y activista refinada, se hizo famosa denunciando los crímenes de los grupos guerrilleros de izquierda durante la dictadura de derecha que tomó el poder en 1976. A menudo se centra en las prioridades más tradicionales de la derecha argentina, defendiendo casos contra el aborto, la educación LGBTQ en las escuelas y las penas de prisión que considera demasiado laxas.
Villarruel provocó la ira de Milei recientemente cuando se reunió en Madrid con María Estela Martínez de Perón, quien fue presidenta de Argentina entre 1974 y 1976 y sucedió a Juan Domingo Perón, el padre fundador del movimiento peronista argentino. Después del viaje, Villarruel inauguró una estatua en su honor en el Senado, lo que Milei criticó.