El aumento de la presión fiscal en España apenas da tregua, lo que ha colocado a nuestro país como el quinto país de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en el que más ha aumentado el peso de la fiscalidad entre 2010 y 2023, al representar ya el 37,3% del PIB, superando así la media del 33,9%. Durante estos 13 ejercicios, los impuestos y las cotizaciones sociales en España crecieron más de seis puntos de PIB, una cifra que sólo superaron Japón (8,2 puntos), Eslovaquia (7,6), Grecia (7,5) y Corea del Sur (6,5).
Entre los 36 países de la OCDE cuyos datos estaban disponibles, la mayor presión fiscal correspondió a Francia, con el 43,8%, mientras que la menor se registró en México, con el 17,7%, lo que implica un diferencial de 26,1 puntos porcentuales, la menor brecha entre extremos desde al menos el año 2000, después de que se haya recortado la diferencia en 5,2 puntos porcentuales desde 2019.
El pico de la fiscalidad se había alcanzado en 2021, una consecuencia indirecta de la crisis pandémica, que causó una recesión que redujo sustancialmente el PIB y de forma casi automática incrementó el peso relativo de los impuestos. Ese año la fiscalidad llegó al 37,8% del PIB en España y al 34,1% de media en la OCDE, que apunta que la estructura de la fiscalidad en España "se asemeja bastante a la de la mayor parte de los otros países europeos", en los que las cotizaciones a la Seguridad Social son la principal partida y representan entre el 10% y el 15% del PIB. Sin embargo, en España suponían en 2023 un 12,9%, más del doble del 6,1% de Estados Unidos o del 6,7% en Reino Unido.
En concreto, tomando como referencia el ejercicio 2022, la OCDE estima que el mayor peso en los ingresos fiscales de España correspondió a las contribuciones a la Seguridad Social, con un 34,1%, frente a la media del 24,8% de la OCDE, mientras que los impuestos sobre la renta de las personas físicas supusieron el 24,1%, frente al 23,6% de media en la organización. En el caso del impuesto de Sociedades, el peso de este tributo en la recaudación fiscal de España fue del 7,2%, frente al 12% de media de la OCDE, mientras que la contribución de los impuestos sobre la propiedad en España representó el 6,9% de los ingresos, frente al 5,3% de la media en la OCDE. La aportación del IVA se situó en el 18,6% en España, por debajo del 20,8% de la organización internacional y el peso de los demás impuestos sobre el consumo fue del 9%, frente al 10,8% de la media de la OCDE.
El aumento impositivo creció en 29 países, pero en España, Portugal y Luxemburgo "se observaron los mayores aumentos, de más de cinco puntos porcentuales", apunta el informe. La caída más grande se produjo en Irlanda, que pasó del 27,7% de impuestos sobre PIB en 2010 al 21,9% en 2023. El informe señala también que España se clasifica dentro de los "países regionales poco unitarios", debido a su estructura política "altamente descentralizada", por lo que tiene "composiciones de ingresos diferentes por niveles de gobierno". Sin embargo, la proporción de los ingresos del Gobierno central en 2022 es casi el triple que el de las autonomías, el 42,5%, muy lejos del 15,1% para el Gobierno regional y el 8,2% para el local.
La lista de países en los que la carga fiscal (impuestos y cotizaciones) fue más alta en 2023 volvió a estar encabezada por Francia por segundo año consecutivo (43,8%), Dinamarca (43,4%), Italia (42,8%), Austria (42,7%), Bélgica (42,6%) y Finlandia (42,4%). En el otro extremo, los países con menores gravámenes eran Estados Unidos (25,2% del PIB), Costa Rica (24,9%), Turquía (23,5%), Colombia (22,2%), Irlanda (21,9%), Chile (20,6%) y por último México (17,7%).