El tiempo político consume energías y arrincona los proyectos cuando casi ni siquiera han comenzado. Se vive en un continuo frenesí que deja poco espacio a la reflexión serena. El inexorable paso del tiempo nos devora. La exigencia por conseguir resultados y mostrarlos a la ciudadanía demanda un cambio permanente y apresurado que produce vértigo. Hace unos días el Ayuntamiento de Burgos decidió suprimir las subvenciones a unas ONG que se dedican a atender a emigrantes. Fue un error político propio de la precipitación e incitado por su socio de gobierno. La presión popular llevó a la alcaldesa a rectificar a tiempo y con determinación. Este hecho ha mostrado, por un lado, la fragilidad de la coalición de gobierno; de...
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