Un club de fútbol opera siempre en al menos dos dimensiones: la empresarial, centrada en
la gestión del negocio, y la deportiva, enfocada en los éxitos en el terreno de juego. Ambas están profundamente conectadas a nivel interno, aunque la percepción externa sea diferente. Para la mayoría de los aficionados, lo prioritario es que su equipo gane o juegue bien, incluso si la gestión empresarial es deficiente. Sin embargo, es innegable que, a largo plazo, los resultados deportivos dependen de una sólida gestión empresarial.
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