La consolidación de sistemas de información educativa nominal en Argentina es clave para mejorar el seguimiento de las trayectorias escolares y formular políticas públicas basadas en evidencia.
Según el informe "Sistemas nominales de información educativa en Argentina", elaborado por el Observatorio de Argentinos por la Educación, sólo 10 de las 21 provincias relevadas alcanzan una cobertura total de datos en los niveles inicial, primario y secundario, aunque persisten importantes desafíos estructurales y tecnológicos.
El informe, desarrollado por Flavia Ferrari Inchauspe, Leyre Sáenz Guillén y Víctor Volman, destaca los avances logrados en la Base Nacional Homologada (BNH), un sistema que centraliza la información educativa a nivel nacional.
Administrada por la Secretaría de Educación de la Nación, la BNH incrementó su cobertura del 74% de la matrícula en 2021 al 84% en 2023, consolidándose como una herramienta estratégica para integrar datos del Sistema Integral de Información Digital Educativa (SInIDE) y de los sistemas provinciales.
Entre las 21 jurisdicciones analizadas, 10 -incluidas provincias como Córdoba, Chubut, Mendoza y CABA- cuentan con datos de prácticamente la totalidad de sus estudiantes.
Sin embargo, otras provincias como Misiones y San Juan no logran incluir a los alumnos del sector privado, mientras que Chaco apenas registra el 13% de los estudiantes de escuelas primarias privadas y el 17% de las secundarias privadas.
"La información recabada por los sistemas de información puede ser una fotografía dinámica y completa del sistema educativo", señala Ferrari Inchauspe.
Sin embargo, el acceso a esta información suele estar limitado a los niveles ministeriales y directivos, sin reportes útiles para docentes y comunidades escolares.
El uso de datos también ha permitido desarrollar Sistemas de Alerta Temprana (SAT), que identifican riesgos de deserción escolar basados en patrones de ausentismo y desempeño. Estas herramientas han demostrado ser esenciales para anticipar y prevenir el abandono escolar, especialmente en contextos vulnerables.
A pesar de los avances, el informe identifica retos significativos: la rotación de personal calificado, problemas de conectividad en zonas alejadas y la falta de integración fluida entre los sistemas provinciales y nacionales.
Daniel Pinkasz, investigador de FLACSO, destaca que la nominalización de datos en registros educativos es una tendencia global: "Este tipo de registro permite identificar la historia y trayectoria educativa de cada estudiante, facilitando políticas más precisas en todos los niveles".
El informe concluye que, si bien los sistemas nominales avanzaron en cobertura, su implementación aún enfrenta desafíos culturales y tecnológicos que limitan su impacto real.
Según Miriam Preckler, directora de Educación de CAF, el próximo paso debe ser convertir los datos en herramientas útiles para docentes y comunidades, promoviendo un cambio cultural que valore la información como un recurso para la mejora continua.
La consolidación de sistemas de información educativa nominal no solo es una oportunidad para reducir la desigualdad educativa, sino también para alinear al país con tendencias internacionales que colocan al big data como un pilar central para las políticas públicas modernas