Rafa Nadal había repetido varias veces que no creía en los finales de cuento y en parte eso es lo que sucedió con su adiós al tenis. Fue con una derrota, suya en el partido contra Van de Zandschulp y de España en los cuartos de final de la Copa Davis, y con una ceremonia sin el arropo en persona de alguno de sus grandes rivales, pero sí de su familia, tan importante en su vida, y del público que le idolatra, en España y en el mundo entero. Fue sobria, quizá demasiado para lo que ha sido su figura, la de uno de los mejores ya no tenistas, sino deportistas, de la historia, aunque él tampoco quería algo gigante.
Muchas otras cosas que quería el balear no se han cumplido, como por ejemplo que su despedida quedara en un segundo plano para poner por delante la competición. A su alrededor se montó un revuelo difícil de controlar hasta para el propio torneo: conferencia de prensa lejos de las instalaciones, locura para las entradas e incluso para asignar a la prensa accesos en el Martín Carpena. Todos querían ver el último día de Rafa. «Sólo soy un jugador, la decisión de ponerme es del capitán», dijo. Pero él no es un jugador más, es Rafa Nadal y claro que era un compromiso para David Ferrer dejarlo fuera. Otra cosa es que si con otra elección España hubiera podido superar la eliminatoria. Eso no se sabrá nunca.
Su final fue duro, aunque no faltó emotividad, claro, pero no será tan recordado como su historia, que sí quedará para siempre, como le recordó el propio Ferrer. «He intentado ser buena persona, espero que así lo hayáis percibido. Me voy con la tranquilidad de que he dejado un legado como realmente lo siento, no sólo deportivo, también personal», afirmó en su discurso de despedida, en el que admitió que él no había terminado quemado por el tenis, que quería «seguir jugando», pero su cuerpo no le ha dejado.
Aunque casual, significativo fue que el primero del equipo al que abrazara antes de marcharse fuera Carlos Alcaraz, dándole de forma simbólica el relevo del tenis español y también mundial. Porque una nueva era ha empezado ya definitivamente. Se fue Federer y ahora lo ha hecho Nadal. Queda Djokovic, pero este 2024 es el primero desde 2003 en el que ninguno de los miembros del «Big 3» inscribió su nombre en al menos uno de los cuatro torneos de Grand Slam. El serbio se quitó la espina que le faltaba del oro olímpico, pero ha cerrado el curso sin ningún título ATP.
Comienza le época liderada por Alcaraz y Sinner y las comparaciones, como casi siempre, van a ser odiosas. «Para los jóvenes que venimos por detrás ha sido una suerte vivir la etapa de Rafa, Federer y Djokovic, que sigue en activo. La lucha entre esos tres gladiadores, que no son de este planeta, ha dejado a mucha gente con esa ilusión de ver qué va a llegar, y si los que estamos ahí no llegamos a ese nivel, va a ser una frustración o una decepción para el mundo del tenis. Voy a intentar no tomármelo así, sólo dar mi mejor nivel día a día. Rafa se va satisfecho de que lo ha dado todo, y es lo que voy a intentar hacer, ser la mejor persona y jugador que puedo, y si al final de mi carrera he conseguido la mitad que él me iré más que contento. Será muy complicado seguir lo que han hecho estas bestias», opinó Carlos.
Lo del «Big 3» es irreal por los años de dominio tan largo que han tenido, retrasando al máximo lo que suele suceder en el deporte: que siempre viene alguien por detrás para ocupar tu lugar. No se les acababa el hambre. En ese camino están Sinner y Alcaraz, y a ver si se une alguien más, porque la competencia es lo que ayuda a querer seguir ganando después de haberlo hecho. Es verdad que también estamos en un tiempo en el que todo llega rápido y se va rápido.
«Muchos de los que estáis aquí habéis formado parte del equipo español, ha sido un privilegio, hemos conseguido muchas cosas juntos y ahora os toca a vosotros seguir viviéndolas», afirmó Nadal también, presente en cinco de la seis Ensaladeras que ha levantado España. Alcaraz tiene sólo 21 años y apenas ha jugado esta competición, pero está llamado a liderar la conquista de la séptima, aunque necesita compañía como la tuvo Rafa con los Ferrer, Feli y compañía. Ahora mismo sólo hay otros dos jugadores nacionales en el «top 50» masculino: Pedro Martínez (41 del mundo, 27 años) y Bautista (46 y 36 años). En el «top 100» hay otros tres. Por detrás llega Martín Landaluce.