El desenlace de la tortuosa negociación del Gobierno con sus socios para impulsar una reforma fiscal tendrá lugar hoy mismo. A todas luces, tras una última semana de tensión, el Ejecutivo podrá salvarse por la mínima si consigue el voto a favor de Podemos, aunque la imagen que quedará es la de un Gobierno que ha llegado agónico y con una pieza clave en el punto de mira.
Indiferente del resultado final de la votación de hoy, la vicepresidenta y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, como negociadora principal del Ejecutivo, queda en esta ocasión tocada. Así lo confiesan sin tapujos entre los socios del Gobierno y también el partido minoritario de la coalición, Sumar. «No ha estado fina», resuelven en el entorno de Díaz. Más contundentes son dentro del grupo parlamentario donde creen que está «quemada» y no comparten su forma de negociar el paquete fiscal, donde se ha priorizado a los socios más de derechas del Gobierno, frente a las opciones más progresistas. El malestar con la vicepresidenta es evidente y de hecho entre los socios la semana pasada ya cundía la ira por la «nefasta» negociación de la reforma fiscal llevada a cabo por la ministra de Hacienda. Entre los aliados reconocían entonces que echaban falta la mano de Bolaños como negociador capaz de llegar a consensos.
Señal de ello fue la intromisión a última hora en las negociaciones del ministro de Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños, para atraer a Podemos. Hasta ahora, éste se había mantenido en una segunda fila en esta negociación. Junto a Montero se reunió en las dependencias del Congreso con la secretaria general de Podemos, Ione Belarra para tratar de acercar posturas para amarrar los cuatro diputados imprescindibles para sacar adelante el paquete fiscal hoy. Bolaños, además mantiene buena negociación con los morados y la pasada semana Belarra ya había recurrido al ministro para avisar de que si el Gobierno quería que saliese adelante la trasposición europea del impuesto del 15% impositivo para las multinacionales debía optar por llevar esa ley desgajada del paquete fiscal.
Más señales de la caótica negociación. Según explican socios del Ejecutivo, la idea de prorrogar el gravamen a las empresas energéticas durante 2025 partió del propio ministro Bolaños en la madrugada del lunes, cuando la comisión de Hacienda quedaba encallada ante la falta de acuerdo. Tras el acuerdo, el propio líder de Junts, Carles Puigdemont llamó a María Jesús Montero para pedir cuentas al haber pactado el Gobierno con su partido la supresión del gravamen, hecho por el cual Hacienda sacó un comunicado inmediatamente desmintiendo lo acordado con ERC y Bildu.