La práctica de inspeccionar pertenencias antes de ingresar a las salas ha generado inquietudes entre los asistentes. Muchos se preguntan si estas revisiones son legales y en qué circunstancias pueden llevarse a cabo. Erick Sara, vocero de Indecopi, se ha expresado con claridad sobre este tema y ha declarado lo siguiente: "Los establecimientos de cines podrían solicitar amablemente verificar el contenido de los bolsos y mochilas para asegurar la seguridad de sus clientes, ya que una de las obligaciones que tienen todas las empresas, incluida la del cine, es garantizar la seguridad y la comodidad de sus clientes al ofertar sus servicios", explicó el portavoz de Indecopi.
Sin embargo, esta medida debe implementarse con el objetivo de proteger a los asistentes y no para restringir el ingreso de productos que podrían consumirse dentro de las salas.
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Indecopi señala que las revisiones de mochilas o carteras son válidas únicamente en circunstancias específicas. Si un cine detecta indicios de que un cliente podría representar un riesgo, puede solicitar la revisión de sus pertenencias. No obstante, esta acción debe estar justificada y no puede utilizarse para invadir la privacidad de los asistentes.
Los consumidores tienen derecho a llevar productos externos a las salas de cine, siempre y cuando sean similares a los que se venden en las confiterías del establecimiento. Esto incluye alimentos como cancha salada, gaseosas y sándwiches. Si un cine prohíbe la entrada de estos productos, se vulnera el derecho del consumidor, lo que podría dar lugar a acciones legales.
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Si te impiden ingresar con alimentos permitidos, puedes tomar varias medidas. Primero, solicita el libro de reclamaciones al personal del cine para registrar tu queja. Si no obtienes una respuesta satisfactoria, presenta una denuncia ante Indecopi, que investigará la situación y tomará las acciones necesarias para proteger tus derechos como consumidor.
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En Perú, existen ocho importantes cadenas de cines que cuentan con más de 475 salas. Los precios de las entradas varían según la ubicación y el tipo de experiencia, oscilando entre S/10 y S/70. Además, muchos cines ofrecen precios reducidos los días martes, lo que los convierte en una opción popular para los amantes del cine.
Fueron miembros de la aristocracia limeña los primeros en presenciar el celuloide en acción, alrededor de la década de 1910. Era usualmente para observar escenas exóticas de otros países, pero luego también imágenes de la Gran Guerra (Primera Guerra Mundial), que se desarrollaría por entonces.
El Gobierno de Oscar R. Benavides —de carácter populista— hizo fácil para muchos emprendedores limeños incursionar en el negocio del cine. Por supuesto, el modelo de establecimiento estaba aún por definirse, así que lo natural era que las exhibiciones cinematográficas tuvieran lugar en los teatros.
Aun así, el insumo vital de esta actividad era el cinematógrafo, invento de los hermanos Lumiere, con el cual el cine tomó su forma inicial. Este equipo no era imposible de conseguir y pronto muchos emprendedores obtuvieron uno para sacarle buen provecho, tanto filmando sus propias producciones como exhibiendo.
Fue así como en algunas de las principales plazuelas aparecieron carpas similares a las de los circos, hechas de un material que permitía translucir la luz. Eran armadas en las plazas debido a que allí estaban ubicadas las estaciones principales de los tranvías, otra popular invención modernista de la época.
