La residencia permanente en Estados Unidos, conocida como Green Card, es el sueño de miles de inmigrantes que buscan estabilidad y mejores oportunidades. Este documento no solo permite trabajar legalmente, sino también vivir en el país sin restricciones y acceder a beneficios importantes. Sin embargo, su obtención puede ser compleja, especialmente si no se cuenta con un camino claro para aplicar.
Las visas de trabajo son una de las vías más efectivas para alcanzar este objetivo. Actualmente, existen tres tipos principales que, además de permitir empleo legal en Estados Unidos, ofrecen una ruta hacia la residencia permanente. Estas opciones no solo benefician a los trabajadores, sino también a sus familias, abriendo la puerta a un futuro más prometedor.
La Green Card es el sueño de muchos extranjeros, y una de las rutas más directas para conseguirla es a través de una visa de trabajo. Entre las opciones más solicitadas, destacan tres categorías que han demostrado ser especialmente populares entre los inmigrantes.
H-1B: Visa estadounidense dirigida a profesionales con habilidades especializadas en campos como ciencias, artes, educación, negocios o deportes. Ofrece la posibilidad de ingresar al país sin requerir patrocinio laboral, mediante la solicitud de la Petición de Trabajador Inmigrante (Formulario I-140).
L-1: Visa estadounidense destinada a trabajadores de empresas multinacionales que son trasladados a una sede en Estados Unidos. Los beneficiarios de esta visa tienen la posibilidad de obtener la Green Card mediante las categorías EB-2 o EB-3, dependiendo de su formación académica y el puesto laboral que ocupen.
EB-2: Visa estadounidense diseñada para profesionales con estudios avanzados o competencias extraordinarias. Facilita el acceso directo a la Green Card y, en ciertos casos, no requiere una oferta laboral gracias al National Interest Waiver (NIW).
El acceso a una Green Card no solo garantiza la posibilidad de trabajar y vivir en Estados Unidos, sino que también abre la puerta a múltiples beneficios. Uno de los más destacados es la posibilidad de solicitar la ciudadanía estadounidense después de cinco años de residencia permanente.
Además, los titulares de una Green Card pueden patrocinar a familiares inmediatos para que obtengan residencia. Esto incluye cónyuges, hijos menores de 21 años y, en algunos casos, padres. Asimismo, los residentes permanentes tienen acceso a educación pública, asistencia médica y otros programas sociales.
Por último, estas visas ofrecen estabilidad laboral y personal, permitiendo a los inmigrantes planificar un futuro a largo plazo en Estados Unidos. Este beneficio es especialmente valorado por quienes buscan asegurar el bienestar de sus familias.
El proceso para obtener una de estas visas comienza con una oferta laboral o, en el caso de la EB-5, con la inversión correspondiente. Para la EB-2 y EB-3, el empleador debe presentar una certificación laboral ante el Departamento de Trabajo de Estados Unidos, demostrando que el puesto no puede ser ocupado por un ciudadano estadounidense.
Una vez aprobada la certificación, se presenta el formulario I-140 ante el Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos (USCIS). Este documento formaliza la petición de visa basada en el empleo. Los tiempos de espera pueden variar según la categoría de visa y el país de origen del solicitante.
