Uruguay recuperó la confianza y la credibilidad. Y eso, hoy, es lo más valioso e importante. ¿Por qué? Porque no hace falta esconder el momento que le tocó atravesar a la selección tras las declaraciones de Luis Suárez. Por los rumores que se vacilaron. Por las dudas que se generaron. Pero además, por toda la polémica que se montó con algunos protagonistas. Entre ellos, el propio entrenador, Marcelo Bielsa.
A todo ello, sumarle el tenso momento que le tocó sobrellevar a la selección uruguaya tras el partido por semifinales en la pasada Copa América ante Colombia, y el impacto a futuro que trajeron aquellos incidentes en las tribunas, entre el público presente y los propios jugadores celestes.
Es que, lamentablemente, aquel efecto produjo graves consecuencias para los nuestros. Y vaya si las tuvo. Porque al poco tiempo, la selección uruguaya fue notificada con cinco futbolistas sancionados, y otros multados. Y con esa mochila sobre la espalda, la celeste tuvo que planificar a futuro y soportar lo que venía bajo estas circunstancias.
Mucha agua pasó por el puente en tan poco tiempo, y ello repercutió y tuvo un efecto deportivo negativo, sin dudas. Porque por más sospechas y cuestionamientos que pudieron haber sido creíbles y otras haberse inventado, hubo una sola realidad: la que se reflejó en la cancha. Las cosas no estaban bien y los resultados estaban a la vista.
Por todo ello, vuelvo a destacar la importancia de recuperar el triunfo. De retomar los goles. De volver a conseguir grandes resultados. De jugarle de igual a igual a grandes equipos. Pero sobre todo, de reiniciar la confianza entre el equipo, cuerpo técnico y la afición. Porque todo esto, fue lo que se pudo percibir en estos dos partidos, donde los futbolistas dejaron todo en la cancha para conseguir el triunfo y dar vuelta la página.
Lo cierto, es que después de cuatro fechas sin poder ganar y sin anotar un solo gol, Uruguay no sólo que volvió a marcar sino que sumó cuatro puntos de seis en una doble fecha durísima de eliminatorias, nada menos que ante Colombia como local y Brasil como visitante, respectivamente.
Estos resultados, dejaron a Uruguay segundo en la tabla de posiciones con 20 unidades al cierre de este 2024. Y con la mira puesta, de aquí a futuro, diferente; con una postura más íntegra, más serena, y más seguro, de cara a los próximos partidos en marzo, ante Argentina en casa y contra Bolivia en la altura.
EL REGRESO DE BENTANCUR
La presencia de Rodrigo Bentancur fue determinante para el juego que expuso Uruguay en ambos partidos. Porque bajo su rol, el equipo retomó el protagonismo con pelota y fue el “Lolo” quien asumió la responsabilidad de ser el eje principal e impulsor de cada salida desde el fondo.
Pero también, fue estandarte para distribuir la pelota, para organizar el juego colectivo y para ser partícipe de casi todas las jugadas de ataque celeste.
Bentancur le dio a Uruguay el carácter necesario para asumir los riesgos a la hora de salir jugar jugando con pelota desde la defensa, y ello fue clave para transmitir a sus compañeros, a que retomen la confianza para jugar con ella en su poder. Es que, el equipo de Bielsa, había perdido esta esencia en los partidos anteriores.
La presencia de Bentancur fue decisiva. No solo por todo lo que aportó individualmente, sino porque fue el nexo para que sus compañeros retomen el estilo de juego que su entrenador busca para su equipo.
SOLIDEZ DEFENSIVA
Independientemente del estilo de juego que busque y anhele cualquier entrenador de turno, la historia del fútbol uruguayo prescinde para sus equipos de un rendimiento defensivo como el que tuvo la selección en estos dos partidos.
El espíritu que mostró Nahitan Nández para anular a Luis Díaz ante Colombia, o el gran trabajo de Guillermo Varela para erradicar a Vinicius frente a Brasil, fueron un claro ejemplo de cómo jugarle defensivamente a rivales dimensionados, y a figuras de estas características.
Ambos, cumplieron en su papel con la obligación de controlar a su adversario, priorizando la parte defensiva antes que atacar por méritos propios, y lo hicieron bajo un carácter y un nivel sobresaliente.
En cierto modo, los dos jugaron un partidazo. Y en base a sus rendimientos, dejaron un claro mensaje a futuro: el puesto del lateral derecho de la selección, por un tiempo, está en buenas manos.
La reaparición de José María Giménez en su mejor versión es una enorme noticia para la selección. Y más aún, cuando se trata del capitán. Y cuando a éste se lo involucra con una alta relevancia dentro de un equipo joven y renovado como este Uruguay de Bielsa, que necesita un líder positivo y referente como ‘Josema’.
Giménez es importantísimo para la selección uruguaya. Por su experiencia. Por su temperamento. Por su carácter. Por su reconocida faceta aguerrida. Por todo lo que le puede aportar a este grupo joven. Y por todo lo que transmite dentro y fuera de la cancha. Pero si a todo ello, le sumamos un nivel individual óptimo, a la altura de lo que él ha demostrado poder dar, entonces, todo ello, es sinónimo de haber recuperado a un verdadero caudillo. Al caudillo que todos supimos conocer.
Párrafo aparte para Mathías Olivera, quien cumplió la doble función en defensa –de marca y juego a la vez- a la perfección.
Su tarea en defensa ha sido una mezcla entre un gran batallador y combatido a la hora de marcar, con la de un elegante zaguero cuando le tocó salir jugando con pelota desde el fondo. Más, no se le puede pedir.
Olivera es un descubrimiento exclusivo de Bielsa en la zaga, y el futbolista le ha respondido con rendimientos imperiales en el puesto. El técnico vio en él las características ideales para jugar allí, entre su perfil zurdo y su faceta defensiva, y éste se ha adaptado a sus requerimientos de una manera inmejorable.
Actualmente, Olivera es imprescindible en este equipo de Bielsa.
PUNTOS ALTOS
La prueba de Marcelo Saracchi en el lateral izquierdo tuvo su cuota positiva. Porque no solo cumplió con la faceta defensiva a buen nivel, sino que se asoció constantemente con pelota al juego colectivo del equipo y se adaptó a las exigencias que acostumbra solicitar el DT.
Además, fue el artífice del primer gol ante Colombia, que no fue un gol más. Sino que significó el gol que destrabó la mala racha celeste en la red adversaria.
La regularidad que está teniendo Manuel Ugarte en su club, Manchester United, sin dudas, se trasladó y se reflejó en su rendimiento con la selección uruguaya.
Ugarte recuperó en estos partidos el nivel que le habíamos visto en compromisos anteriores con la selección, y ello, no solo es importante para el equipo de Bielsa sino que es casi que determinante. Porque estamos hablando de un futbolista dueño de las coberturas, de los relevos, y del que muchas veces el técnico ha recurrido para vestirlo de nexo entre la zaga y los volantes siendo casi un líbero.
El gol que le hizo Federico Valverde a Brasil fue muy importante para el equipo, pero, al mismo tiempo, fue clave para su confianza personal. Porque estamos hablando de un futbolista pilar para la selección y del que siempre se espera muchísimo. Por sus enormes condiciones, por sus características de jugador élite, y porque es indiscutido en uno de los clubes más importantes del mundo.
La apuesta de Rodrigo Aguirre en ataque dejó muy buenas sensaciones. Y no sólo por su gol personal ante Colombia, y por su gran aporte ofensivo cada vez que le tocó estar en cancha en estos dos partidos. Sino que, además, dejó evidencias claras de cara a futuro. Justo, en un puesto que pedía a gritos nuevos sustitutos tras los retiros de Luis Suárez y Edinson Cavani.
Uruguay sumó cuatro puntos de seis ante rivales muy exigentes, sí, pero lo que más se le destaca, es la actitud que mostraron los futbolistas en el campo de juego, evidenciando querer revertir y dejar en el pasado aquellos factores que dejaron una mancha. La selección retomó su confianza y su credibilidad.
La celeste, dio vuelta la página.