Iban tan 'maqueados' cuatro de los cinco acusados en el juicio que a uno le costaba creer que viviesen de okupas cuando ocurrieron los hechos hace más de tres años. Todavía más estupefacto al saber que son de pago los abogados de esos mismos cuatro, tres de ellos en prisión. Y con cara de bobo cuando salió a relucir que una de las parejas, Rubén Darío y Marelín Dayán, regresaba de fiesta la noche de autos mientras 'nuestra niñera' cuidaba de sus dos críos en casa. Eran las cuatro y veinte de la madrugada del 25 de septiembre de 2021 y volvían de Madrid con la otra pareja de inculpados, Sergio y Luz Andrea. Los cuatro residían en sendas viviendas ocupadas ilegalmente en 'Las chapas', una zona residencial muy conflictiva en la localidad toledana de Torrijos, donde la Guardia Civil intervino por última vez la pasada semana. Alrededor de mil plantas de marihuana, armas de fuego (cortas y largas), munición o chalecos antibalas fueron parte del decomiso en los bloque que se levantan en el barrio Puerta de Maqueda, a unos 300 metros andando del ayuntamiento. En la vista oral celebrada en la Audiencia Provincial de Toledo, el único que se desentonaba era el quinto en discordia, Andrés Antonio, también okupa en 'Las chapas' hace tres años. Tiene la doble condición de víctima y procesado en este procedimiento por una tentativa de homicidio y un delito de lesiones. En septiembre llegó a haber un principio de acuerdo de la Fiscalía con cuatro de los encausados, pero finalmente el juicio se ha visto este martes después de dos aplazamientos. Es cierto que el domingo estaba a un tris de ser aplazado por tercera vez, pero la cosa pintó copas cuando el lunes fue detenido Andrés Antonio, en busca y captura para que compareciera. La fiscal y su defensa sostuvieron que Andrés Antonio fue víctima de los cuatro, a los que acusa de apuñalarlo gravemente hasta dejarlo malherido. «Siempre mantuvo el relato de los hechos, prácticamente con exactitud y que coincide con las lesiones», apuntó su letrada, quien calificó de «versiones contradictorias» las de los otros encartados. «Fue una emboscada», dijo el hombre, que se estiró dos veces en su butaca como si se acabara de levantarse de la cama; una de ellas mientras lo miraba perplejo el presidente del tribunal, Juan Ramón Brigidano. Un rato antes, Andrés Antonio había declarado que estaba asomado por una ventana cuando Sergio David le dijo desde la calle que necesitaba hablar con él porque miraba mal a su pareja. Accedió y fue al encuentro con dos cuchillos escondidos entre la ropa «porque tenía miedo» . Según su testimonio en la sala, nada más salir del piso lo abordaron primero los hombres y luego las mujeres, y entre todos le infligieron puñetazos y hasta once puñaladas. A Andrés Antonio le salvó la vida que dos vecinos lo auxiliaran rápidamente y fue trasladado a un hospital, si bien las secuelas no le permiten, añadió, seguir trabajando como tatuador. Sin embargo, los abogados defensores intentaron echar por tierra la acusación del Ministerio Público, que pide siete años de cárcel para Rubén Darío y Sergio David. El primero reconoció que dio un empujón a Andrés después del puñetazo que le arreó el segundo, quien exculpó a las dos mujeres. Sergio David admitió que su violenta reacción posterior fue para defenderse del ataque de Andrés Antonio con un cuchillo. «Me dio puñaladas y mi amigo me lo quitó de encima. Le quité el cuchillo, defendí mi vida y perdí el control. Yo fui quien lo apuñaló», aseguró antes de aclarar que «no soy una persona agresiva». Sergio David y Rubén Darío están preventivamente en prisión desde finales de septiembre de 2021 por este asunto. Mientras, Luz Andrea se encuentra entre rejas por su larga trayectoria como ladrona en lugares habitados por toda España. Ella, que usaba el alias de 'Karen' durante el tiempo que estuvo prófuga, y Marelín Dayán afirmaron que no agredieron a Andrés Antonio. Él y las dos mujeres se enfrentan a una petición de pena de tres años y seis meses. Términos jurídicos como legítima defensa, dilaciones indebidas (retrasos de la Administración de Justicia) o delitos alternativos se pronunciaron por parte de las defensas en la recta final de un juicio sobre unos hechos sin testigos identificados. «Ni pruebas, ni testigos, ni huellas..., no hay nada», remarcó el letrado de Rubén Darío. «A los acusados no les interesa contar lo que ocurrió» , afeó la abogada de Andrés Antonio. Ahora le toca al tribunal discernir quién dice toda la verdad.