El gobierno ruso acusó a Ucrania de haber disparado contra su territorio misiles de largo alcance suministrados por Estados Unidos.
Se trata de los misiles ATACAMS (sigla en inglés para Sistema de Misiles Tácticos del Ejército).
Este lunes el Kremlin había acusado a la administración de Joe Biden de «echar leña al fuego y seguir avivando la tensión» al permitir que Ucrania utilizara estos proyectiles.
Moscú reiteró que consideraría un ataque con un misil estadounidense en su territorio como una agresión proveniente de EE.UU. y no de Ucrania.
Mientras, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso advirtió sobre una «respuesta apropiada» si esos misiles eran disparados hacia su territorio.
El pasado fin de semana funcionarios estadounidenses dijeron que el presidente Biden había dado su visto bueno a Kyiv para el uso de los ATACAMS, algo a lo que se había resistido durante meses por temor a provocar una escalada de la guerra.
Ucrania ha estado utilizando durante más de un año los misiles ATACMS contra objetivos rusos en los territorios ocupados en Ucrania.
Sin embargo, EE.UU. nunca permitió que Kyiv usara los ATACMS dentro de Rusia, hasta ahora.
Ucrania aseguraba que el no poder usar ese tipo de armas dentro de Rusia era como si estuviera obligada a pelear con una mano atada a la espalda.
El cambio de política de Washington sería en respuesta a la reciente llegada de tropas de Corea del Norte en apoyo a Rusia en la región fronteriza de Kursk, que Ucrania ha ocupado desde agosto.
Además, el inminente regreso de Donald Trump a la Casa Blanca está generando dudas sobre el apoyo futuro de EE.UU. a Ucrania, y parece que el presidente Biden está ansioso de hacer todo lo que pueda para ayudar en el poco tiempo que le queda en el cargo.
El fortalecer miliarmente la mano de Ucrania, según se estima, podría otorgarle mayor palanca a Ucrania en cualquier futuro acuerdo de paz.
El presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, declaró el domingo que “los ataques no se realizan con palabras… los misiles hablarán por sí solos”.
El Sistema de Misiles Tácticos del Ejército (ATACMS, por sus siglas en inglés), fabricados por Lockheed Martin, son misiles balísticos diseñados para golpear objetivos mucho más allá de las líneas del frente, como depósitos de municiones, cuarteles generales y concentraciones de tropas.
Utilizan un propulsor con combustible sólido, miden aproximadamente 4 metros de longitud y un diámetro de 60,96 centímetros.
Vuelan a velocidades supersónicas, y son capaces de alcanzar lugares hasta 300km de distancia, con una ojiva que carga 227 kilos de explosivos o municiones racimo que se abren sobre el objetivo y dispersan cientos de minibombas sobre una zona amplia.
Pueden ser disparados desde una plataforma de lanzamiento múltiple de cohetes (MLRS) o desde un Sistema de Misil de Artillería de Alta Movilidad M142, mejor conocido HIMARS.
Los ejércitos suelen usar los sistemas MLRS para lanzar un torrente devastador de artillería y el uso de la misma plataforma para lanzar los ATACMS simplifica el suministro en el campo de batalla.
Ucrania puede ahora atacar objetivos dentro de Rusia, al principio muy probablemente alrededor de la región de Kursk, donde las fuerzas ucranianas controlan más de 1.000 kilómetros cuadrados de territorio.
Funcionarios ucranianos y estadounidenses anticipan una contraofensiva de tropas rusas y norcoreanas para recuperar el territorio en Kursk.
Ucrania podrá usar los ATACMS para defenderse del asalto, dirigiéndolos contra las posiciones rusas, incluyendo las bases militares, infraestructura y depósitos de municiones.
El suministro de misiles probablemente no será suficiente para cambiar el curso de la guerra. Rusia ya ha trasladado sus equipos militares, como los jets, más adentro de su territorio en anticipación a esa medida.
Sin embargo, alejar los equipos mucho más atrás del frente podría hacer las cosas difíciles para las tropas rusas, limitando el abastecimiento y extendiendo el tiempo para la llegada de apoyo aéreo.
El armamento también podría darle a Ucrania algo de ventaja en un momento en el que las tropas rusas han ganado terreno en el este del país y la moral está baja.
“No creo que sea decisivo”, manifestó a la BBC un diplomático occidental en Kyiv, solicitando anonimidad debido a la sensibilidad del asunto.
“Sin embargo, es una muy esperada decisión simbólica de involucrarse más y demostrar el apoyo militar para Ucrania”.
“Podría aumentar lo que le cuesta a Rusia hacer la guerra”.
También hay interrogantes sobre cuánta munición se proveerá, expresó Evelyn Farkas, que fungió como subsecretaria asistente de Defensa en el gobierno de Barack Obama.
“La pregunta es, por supuesto, ¿cuándo misiles tienen? Hemos escuchado que el Pentágono advirtió que no hay muchos de estos misiles que le puedan dar a Ucrania”.
Farkas añadió que los ATACMS podrían tener un “impacto psicológico positivo” en Ucrania si se usan para atacar objetivos como el puente Kerch, que une a Crimea con Rusia.
La autorización de Washington también tendrá un efecto colateral: potencialmente posibilitando que Reino Unido y Francia le den permiso a Ucrania a usar los misiles Storm Shadow dentro de Rusia. Los Storm Shadow son misiles crucero de largo alcance de fabricación francobritánica con capacidades similares a los ATACMS de EE.UU.
Durante meses, el gobierno de Biden se había negado a autorizar a Ucrania a atacar a Rusia con misiles de largo alcance, por temor a una escalada del conflicto.
Vladimir Putin ha advertido contra el uso de armas occidentales para atacar a Rusia, indicando que Moscú interpretaría eso como una “participación directa” de los países de la OTAN en la guerra en Ucrania.
“Cambiaría sustancialmente la misma esencia, la naturaleza del conflicto”, declaró Putin en septiembre. “Eso significaría que los países del a OTAN, EE.UU. y los Estados europeos, están peleando contra Rusia”.
Rusia ha dejado claras sus “líneas rojas” antes. Algunas, incluyendo el suministro de tanques de combate y aviones de combate modernos a Ucrania, han sido cruzadas desde entonces sin desatar un guerra directa entre Rusia y la OTAN.
Kurt Volker, un exembajador de EE.UU. ante la OTAN, dijo: “Al restringir el alcance del uso de las armas estadounidenses a Ucrania, EE.UU. estaba injustificadamente imponiendo una restricción unilateral a la autodefensa de Ucrania”.
Añadió que la decisión de limitar el uso de ATACMS era “completamente arbitraria y tomada por el miedo de ‘provocar’ a Rusia”.
“No obstante, es un error manifestar tal cambio públicamente, porque le da a Rusia un aviso por adelantado de los posibles ataques ucranianos”.
La medida llega a sólo dos meses de que Donald Trump regrese a la Casa Blanca.
El presidente electo ya ha manifestado que pretende poner fin rápidamente a la guerra en Ucrania, sin especificar cómo planea hacerlo, y podría cancelar el uso de los misiles una vez asuma el poder.
Trump todavía no ha dicho si continuaría con la medida, pero alguno de sus más cercanos aliados ya la han criticado.
Su hijo, Donald Trump Jr, escribió en las redes sociales: “El complejo militar-industrial parece querer asegurarse de empezar la Tercera Guerra Mundial antes de que mi padre tenga la oportunidad de crear la paz y salvar vidas”.
Muchos de los más altos funcionarios de Trump, como el vicepresidente electo JD Vance, afirman que EE.UU. no debería suministrar más asistencia militar a Ucrania.
Pero otros dentro del próximo gobierno de Trump tienen una opinión diferente. El consejero de Seguridad Nacional, Michael Waltz, ha sostenido que EE.UU. podría acelerar la entrega de armamento a Ucrania para forzar a Rusia a negociar.
No está claro qué dirección tomará el presidente electo. Pero muchos en Ucrania temen que cortará la entrega de armamento, incluyendo los ATACMS.
“Estamos preocupados. Esperamos que [Trump] no revierta [la decisión]”, comentó a la BBC Oleksiy Goncharenko, un parlamentario ucraniano.
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