Valderrobres, un tesoro medieval situado en la región del Matarraña, en la provincia de Teruel, fascina a quienes lo visitan. Este pueblo encantador, reconocido como uno de los más hermosos de España, es un lugar que fusiona historia, arquitectura y naturaleza. Valderrobres, dominado por su imponente castillo e iglesia gótica, y atravesado por el río Matarraña, es un sitio que invita a sumergirse en sus estrechas calles y a apreciar su singular ambiente.
El río Matarraña es una figura destacada en el entorno de Valderrobres. Su camino serpenteante se expande al llegar al pueblo, generando una separación natural entre el sector antiguo y el contemporáneo de la localidad. Este río no solo brinda hermosura, sino que además es un componente crucial en la historia y evolución de Valderrobres.
Uno de los sitios más representativos es el puente de piedra medieval, una majestuosa edificación de estilo gótico que acoge al casco histórico. Es como viajar en el tiempo al cruzar este puente, preparando al visitante para descubrir un pueblo que parece haberse quedado en la era medieval.
La forma más efectiva de descubrir Valderrobres es adentrarse en las estrechas vías de su antiguo casco, que se pueden llegar a través del Portal de San Roque, la entrada principal al sitio histórico. Este ingreso, que forma parte de las antiguas murallas, permite acceder a un entramado urbano que mantiene inalterado el encanto de la época medieval.
Dentro de los lugares que sobresalen se hallan antiguas viviendas solariegas, ermitas, plazas y vestigios de las paredes originales, como el Portal Vergós. Cada rincón del casco antiguo muestra un fragmento de la profunda historia de Valderrobres, trasladando al turista a los siglos anteriores.
Los dos íconos arquitectónicos de Valderrobres, situados en la cumbre del pueblo, dominan el panorama: el Castillo y la Iglesia de Santa María la Mayor. Estos monumentos, que antiguamente estaban vinculados, evidencian el poder e impacto de esta villa durante la Edad Media.
La Iglesia de Santa María la MayorUn destino que combina historia y naturaleza representa una excelente muestra del gótico levantino. La torre del campanario, con suaves ornamentaciones, y su pórtico principal son dos de sus componentes más sobresalientes. En su interior, la tranquilidad de su única nave promueve la contemplación y el recogimiento.
El Castillo de Valderrobres, con sus torres de altura y muros sólidos, es una fortaleza majestuosa que manifiesta su rol tanto defensivo como residencial. Desde su punto de observación, se pueden apreciar unas impresionantes vistas panorámicas del río Matarraña y del ambiente natural que circunda la villa. Este castillo, en su tiempo, fue el hogar de los arzobispos de Zaragoza, lo que aporta un elemento histórico y religioso a su herencia.
Valderrobres se distingue no solo por su abundancia arquitectónica, sino también por su relación con el medio ambiente. El río Matarraña, en combinación con los paisajes de la región, brinda la posibilidad de llevar a cabo actividades al aire libre tales como caminatas, ciclismo y rutas en kayak.
Además, el entorno sereno de la localidad y la cordialidad de sus residentes convierten a Valderrobres en el sitio ideal para desconectarse del ruido urbano y adentrarse en la historia y belleza de Teruel.