El Atlas de Renta del INE, que integra la información de la Agencia Tributaria y de las haciendas forales, es una magnífica ilustración del incalculable valor de la información declarada. Muestra que las rentas de los hogares resistieron en 2020 el embate de la pandemia y crecieron posteriormente por encima de la inflación
¿Han tenido efecto las políticas económicas desde 2019?
Las infraestructuras informativas de un país no tienen la visibilidad de las autopistas o los puentes, pero pueden tener igual o mayor impacto sobre el bienestar de los ciudadanos. De las existentes en España, las bases de datos de Hacienda (AEAT y Catastro) son probablemente las de mayor extensión y profundidad, ya que abarcan no solo la información económica de todos los contribuyentes, personas físicas y empresas, sino también las relaciones entre ellos a través de los modelos informativos de clientes y proveedores y de retenciones.
Esta ingente infraestructura informativa, bien gestionada por la Agencia Tributaria (AEAT), revierte en beneficio de la sociedad española de múltiples formas. Genera primero un alto cumplimiento fiscal en España, como demuestran desde hace muchos años los informes de la Comisión Europea sobre el cumplimiento en IVA. La información también apuntala la resistencia y capacidad de recuperación de los ingresos tributarios, que se han convertido en un pilar fundamental de la economía en estos años de pandemias, guerras y desastres naturales. El valor de los datos de Hacienda, y en particular del Suministro Inmediato de Información (SII) y del modelo 347 de operaciones con terceros, se ha convertido también en una herramienta única de los tribunales españoles en la lucha contra la corrupción, vital para la calidad de la democracia española. Por último, la estadística tributaria constituye un aporte al esfuerzo estadístico del país, bien a través de las propias estadísticas de la AEAT o de las que realiza el INE con información de Hacienda.
El artículo de hoy se centra en la aportación de la información de Hacienda a las estadísticas del INE y, en particular, a uno de los más espectaculares por su extraordinario detalle territorial: el Atlas de Renta. El Atlas, basado en la renta declarada a Hacienda, que acaba de publicar el INE con los resultados de 2022, presenta datos de renta, desigualdad y pobreza para las 19 comunidades y ciudades autónomas, las 52 provincias, los 8.000 municipios, los 10.000 distritos y las 36.500.000 secciones censales en que se divide el territorio español a efectos estadísticos y de organización electoral. Una sección censal es la unidad administrativa más pequeña que cabe imaginar, pues tiene de media 1.300 habitantes o 510 hogares. Los productos del Atlas de Renta son bien conocidos por los lectores del elDiario.es gracias a las presentaciones que realiza cada año cuando el INE publica, a finales de octubre, el Atlas de Renta del último año disponible. En el mapa que presentan Victòria Oliveres y Raúl Sanchez puede verse para cada municipio y para cada calle, entre otras informaciones, la renta media en 2022, la posición relativa y el crecimiento desde 2019 a 2022.
Pero hay algunos aspectos del Atlas que conviene destacar para valorar adecuadamente su valor informativo. En primer lugar, el Atlas abarca a la totalidad de los 18,8 millones de hogares españoles. No solo los 12,8 millones de hogares que presentan declaración por IRPF, sino también los seis millones de hogares que no presentan declaración por no estar obligados, pero cuya renta se declara a hacienda por los empleadores y entidades que retienen un porcentaje de sus salarios, pensiones, prestaciones o intereses de cuentas. Todos los que hacemos la declaración de renta en la web de la Agencia Tributaria nos quedamos asombrados al ver la cuantiosa información de rentas e inmuebles que contiene nuestro borrador de renta. Pero no somos conscientes de que esos datos fiscales están disponibles para la totalidad de los perceptores de rentas, con independencia de si presentan o no la declaración de IRPF. El Atlas de Renta del INE es una magnífica ilustración de la utilidad o la otra vida de los datos fiscales, más allá del servicio a la gestión del IRPF y el control del cumplimiento.
En segundo lugar, el Atlas de Renta abarca, desde la edición anterior de 2021, la totalidad del territorio español. No sólo el territorio de régimen fiscal común cubierto por la AEAT sino también los territorios de régimen foral, cubiertos por las tres diputaciones vascas y Navarra. Esta capacidad de integración del INE es tanto más relevante cuanto que las diputaciones de Euskadi no tienen un programa de estadísticas tributarias tan completo como el de la AEAT. De hecho, de algunas diputaciones como la de Álava sólo se conocen los datos de IRPF gracias a la labor de coordinación y difusión del Informe anual integrado de la Hacienda Vasca (IAIHV) elaborado por el Órgano de Coordinación Tributaria de Euskadi (OCTE).
Esta labor del INE de integración de la información tributaria de todas las haciendas del Estado cobra especial relevancia en momentos, como el actual, en que existe el riesgo del desgajamiento de la información de Cataluña del ámbito de la AEAT. Y sería muy encomiable que esta labor integradora del INE en el campo de la renta personal y el IRPF se extendiera al patrimonio de las personas físicas, a la renta de las sociedades y al gasto sujeto al IVA.
En tercer lugar, la aportación del INE al patrimonio informativo español con el Atlas de Renta cobra mayor valor cuando se constata la escasez de estadísticas de renta con la misma resolución territorial en otros países. Las Income estimates for small areas: England and Walles del Reino Unido ilustran las dificultades con que se encuentran los Institutos de Estadística para obtener medidas de renta con alto detalle territorial incluso en países con una larga tradición de estadísticas fiscales. En EEUU, la hacienda federal (el IRS) publica desde 1998los Individual Income Tax ZIP Code Data que sería comparable a la Estadística de los declarantes de IRPF de grandes municipios por código postal y a la Estadística de los declarantes de IRPF por municipios, pero no puede compararse al Atlas de Renta al no incluir a las personas que no presentan declaración por IRPF. En Francia, donde todos los mayores de 18 años están obligados a declarar, sería comparable el conjunto de indicadores de Revenus localisés sociaux et fiscaux. También en los países nórdicos, con sistemas estadísticos basados casi enteramente en registros públicos incluidos los de Hacienda y la Seguridad Social, pueden encontrarse datos de renta personal y su distribución con alto detalle territorial.
Todo este avance informativo abre múltiples vertientes para los investigadores y para la acción de la administración, pero como botón de muestra indagaremos en dos ideas fundamentales: el crecimiento de la renta personal en los últimos años y el valor que tiene disponer de varios indicadores sobre renta y pobreza según la escala del territorio.
El Atlas de Renta es una fuerte que demuestra una gran consistencia y complementariedad con la Encuesta de Condiciones de Vida (ECV), que es la fuente de información oficial, en España y en la Unión Europea, sobre la desigualdad y la pobreza. La ECV de 2023 tiene un tamaño de muestra de 30 mil hogares y, por tanto, el mayor detalle territorial que puede proporcionar es a nivel de comunidad autónoma. En este sentido, el Atlas puede verse como una versión censal de la ECV, proporcionando indicadores de pobreza y desigualdad para comunidades, provincias e islas, municipios, distritos y secciones censales.
Un resultado notable es que el Atlas y la ECV coinciden en 2022 en la magnitud de la renta disponible (RD) de los hogares: 667.000 millones de euros.
Un resultado notable es que el Atlas y la ECV coinciden en 2022 en la magnitud de la renta disponible (RD) de los hogares: 667.000 millones de euros. En el gráfico adjunto, que presenta este agregado para varios años, destacan dos circunstancias. La primera es que ambas fuentes coinciden en que la renta de los hogares resistió en 2020 el embate de la pandemia. Este extraordinario resultado debe atribuirse casi enteramente a los ERTE, cuyo impacto en el mercado de trabajo está bien documentado en las ediciones de 2020 y 2021 de Mercado de Trabajo y pensiones en las fuentes tributarias. No sólo se mantuvieron vivas las empresas y los puestos de trabajo, sino que la reducción de la masa salarial pagada por los empleadores se compensó con las prestaciones de desempleo por ERTE que inyectaron más de 13.000 millones de euros a las familias. La segunda circunstancia notable es el mayor dinamismo de la ECV en 2021 y 2022. Como ya se advirtió en nuestro artículo del 5 de octubre, la ECV captura la información de rentas no sólo de los registros de Hacienda y la Seguridad Social sino también de las respuestas de las familias lo que permite captar rentas de la economía informal e ilegal que no se declaran a Hacienda. En este capítulo de rentas no declaradas están las de los 500.000 extranjeros no comunitarios que trabajan en la economía informal, pero también algunas percibidas por jubilados europeos que residen en España y han sido retenidas en los países de procedencia.
Al comparar las rentas del Atlas y la ECV debe notarse que en la ECV de un año se consignan los ingresos del año anterior de modo que la renta media por hogar de la ECV23, por ejemplo, se obtiene dividiendo los ingresos de 2022 por el número de hogares de 2023. En 2023 la renta disponible de los hogares en la ECV se divide entre 19,15 millones de hogares que arroja una renta por hogar de 34.821 euros. En el Atlas de Renta la misma renta de 0,67 billones de euros se divide por 18,75 millones de hogares arrojando una renta por hogar de 35.585 euros. Por eso, al comparar ECV con el Atlas es preferible usar las magnitudes agregadas en lugar de las rentas por persona o por hogar.
Finalmente nos preguntamos si la evolución de la renta de los hogares entre 2019 y 2022 que arroja el Atlas es consistente con la que proporciona la Contabilidad nacional tras la revisión de septiembre de 2024. El gráfico adjunto contesta a la pregunta.
La revisión de la Contabilidad Nacional de septiembre de 2024 eleva ligeramente el crecimiento de la renta neta disponible de los hogares en 2021 y algo más en 2022 de forma que el crecimiento entre 2019 y 2022, antes estimado en un 5,4% se eleva al 7,2%. Pero la revisión ha sido incapaz de reconocer el verdadero impacto de los ERTE y el dinamismo de las rentas de los autónomos, que avalan el Atlas de Renta, la ECV y las estadísticas de renta de País Vasco (Eustat) y Navarra (Nastat). El Atlas de Renta cifra además el crecimiento de la renta de los hogares entre 2019 y 2022 en un 12,7%, superando el crecimiento del 11,1% registrado por el IPC en el mismo periodo.
El Atlas proporciona también una perspectiva inédita sobre los niveles de renta, la desigualdad y la pobreza en nuestro país. El instrumento predilecto hasta el momento, la ECV, proporcionaba resultados para todo el país y también para las Comunidades Autónomas, si bien en este último caso los resultados podían verse aquejados por pequeños sesgos debido a la falta de tamaño de la encuesta (que tradicionalmente incluía a 1.000 hogares por CC.AA.). Esta limitación se había buscado superar en los últimos años ampliando el tamaño de la muestra. El nuevo Atlas, al depender directamente de los registros administrativos, no se ve impedido por esta cuestión.
¿En qué aspecto puede ser relevante este mayor detalle? En el siguiente gráfico se representan la renta media, la mediana y el umbral de pobreza para todas las Comunidades y en el total nacional. Todas estas cifras han sido estandarizadas en términos de unidad de consumo o, dicho en otras palabras, para tener en cuenta las diferencias en la composición de los hogares entre adultos y menores de edad. Como el Atlas no proporciona las cifras de renta para el total nacional, tomamos el de la ECV bajo el supuesto, ya demostrado, de que las cifras son prácticamente idénticas.
A primera vista, los resultados no deben sorprender a los lectores que conozcan los patrones de desigualdad regional en nuestro país. El Atlas confirma que País Vasco, Navarra, Madrid, Baleares y Cataluña presentan los mayores niveles de renta, tanto en la media como en la mediana. En este grupo, sin embargo, destaca la situación de Madrid, en donde se producen las mayores diferencias entre renta media (26.141 euros) y mediana (21.350 euros). En otras palabras, el fuerte crecimiento económico de esta comunidad es compatible con los mayores niveles de desigualdad en nuestro país. Y, por aclarar un aspecto clave, esta desigualdad no se explica fundamentalmente por la competencia fiscal a la baja que ejerce la Comunidad de Madrid, sino por la mayor concentración de trabajadores con salarios elevados, autónomos con mayor renta y grandes patrimonios en la región.
El segundo resultado a destacar es que en el gráfico los umbrales de pobreza han sido calculados en relación a la mediana de cada región para así enfatizar dos vertientes inherentes de las políticas públicas. El umbral nacional, que se sitúa en aproximadamente 11.000 euros en 2022, es una referente obligatorio para la política del Estado y de la Seguridad Social que busca aliviar la pobreza en todo el país. Esta acción naturalmente tenderá a beneficiar proporcionalmente a más habitantes de comunidades con niveles de renta (y umbrales de pobreza) más bajos. Así, por ejemplo, basta destacar que la renta mediana de Extremadura (14.350 euros) no dista excesivamente del umbral de pobreza en el País Vasco (13.650 euros). Pero, por otra parte, en nuestro país las autonomías y las administraciones locales (como las Diputaciones o los Ayuntamientos) tienen un protagonismo especial en el diseño de múltiples políticas sociales, como las rentas mínimas complementarias, las becas, la política de vivienda o los servicios sociales. En estos casos, es normal que se tome como referencia los umbrales del territorio en cuestión, sea la comunidad autónoma (como hace Navarra (Nastat) o Cataluña (Idescat)), la provincia, el municipio o el barrio. El Atlas se convertirá así en un instrumento idóneo para las administraciones que busquen guiar su acción con indicadores solventes y detallados.