La vicepresidenta comparece en el Congreso y el Senado para dar explicaciones por la DANA, que fue una de las exigencias que le pusieron los populares europeos como parte de la estrategia de desgaste acordada con Feijóo. Las negociaciones se intensificaron el martes con la intención de que los seis vicepresidentes de la Comisión Europea reciban el visto bueno de la Eurocámara
Populares y socialistas buscan sortear 'in extremis' los “vetos cruzados” a Ribera y el candidato de Meloni
Ha llegado el Día D para Teresa Ribera. Con retraso por las maniobras del PP de Alberto Núñez Feijóo y el seguidismo del jefe de los populares europeos, Manfred Weber; pero las partes implicadas trabajan 'in extremis' para cerrar los flecos pendientes de la Comisión Europea y que el nuevo gobierno de Ursula von der Leyen reciba el aval del Parlamento Europeo la próxima semana. Las reuniones de este martes entre populares, socialistas y liberales acabaron sin acuerdo, pero las partes implicadas trabajan con la intención de que la fumata blanca llegue antes de la reunión de la Conferencia de Presidentes que se celebra este miércoles tras unos días en los que la coalición proeuropea que manda en la UE se ha enfrentado a su mayor crisis política. Mientras el futuro de la vicepresidenta se dirime en Bruselas, ella tendrá una jornada maratoniana con sendas comparecencias en el Congreso y el Senado para dar explicaciones por la gestión de la DANA.
Los nuevos comisarios de Von der Leyen tendrían que haber recibido el visto bueno de sus correspondientes comisiones parlamentarias la semana pasada, pero el PP de Feijóo maniobró con sus colegas europeos para dilatar la decisión. La estrategia pasaba por una operación de desgaste contra la candidata de Pedro Sánchez. Si lograban convencer a su familia europea para tumbarla, se cobraban la pieza de caza mayor. Pero incluso en ese momento asumían que ese reto era prácticamente imposible y se conformaban con retrasar la elección a este miércoles tras la comparecencia en Madrid y sembrar dudas sobre su gestión para, además, quitar el foco de los errores del Ejecutivo de Carlos Mazón.
El líder del PP europeo, Manfred Weber, avaló la jugada. El empeño de Feijóo le servía para asestar un golpe a Von der Leyen, que hace cinco años le quitó el puesto y tienen una tensa relación, al mismo tiempo que daba un puñetazo en la mesa para mostrar una cierta fortaleza del Parlamento Europeo, institución a la que la alemana desdeñó la pasada legislatura centrando sus esfuerzos en ganarse a los jefes de Gobierno, de los que dependía su reelección. La operación se completaba con mensaje nítido para los socialistas, frente a los que hace valer su peso al tener esta legislatura una mayoría alternativa con la ultraderecha de la que ha hecho uso varias veces en los últimos meses, al tiempo que forzaba que tuvieran que apoyar al candidato de Giorgia Meloni, Raffaele Fitto, y al comisario húngaro, Oliver Varhely.
“Esperamos que Teresa Ribera responda a todas las preguntas abiertas sobre sus responsabilidades como ministra ante el Parlamento español antes de buscar nuevas responsabilidades en Europa. No podemos darnos el lujo de cargar a la nueva Comisión con responsabilidades legales y políticas que surjan del cargo ejecutivo anterior”, expresó Weber tras el examen parlamentario de Ribera, que fue el más tenso de los 26 que se han celebrado en la Eurocámara. La comparecencia a petición propia en el Congreso se había registrado la víspera y se agendó para este miércoles, cuando estaba prevista la reunión de la Conferencia de Presidentes de la Eurocámara en la que se debía validar la evaluación de los candidatos a comisarios.
Con esa exigencia de que la vicepresidenta acudiera al Congreso, el PP europeo premiaba a Feijóo, aunque fuera por unos días, y elevaba la presión sobre los socialistas, que llegaron a amenazar con tumbar al nuevo ejecutivo comunitario en su conjunto, lo que supondría una crisis política sin precedentes en la UE. En ese momento, quedaron en el aire las evaluaciones de los seis candidatos a vicepresidentes y del comisario húngaro, Oliver Varhely, que no superó el examen, pero que el PP europeo quiere aprobar como parte del paquete.
Tras la tensión de la semana pasada, las posiciones se rebajaron el lunes y se intensificaron los contactos. Los socialistas, a través del Gobierno de Sánchez, que es el principal implicado en la crisis porque su candidata se usa como moneda de cambio, se abrieron a levantar el veto a Fitto al apelar a la necesidad de que no hubiera “vetos cruzados”.
Las negociaciones han seguido este martes y se han producido reuniones a tres de Weber con las líderes de los socialistas, Iratxe García, y los liberales, Valérie Hayer. “No hay acuerdo en este momento. Tenemos que evaluar la posición de los socialistas sobre Fitto y todo lo que está sobre la mesa”, ha dicho Weber al salir de una reunión con la cúpula de su grupo, que se ha prolongado durante más de dos horas y media. Weber ha reconocido que había “preocupaciones” en su grupo con la candidatura de Ribera, a pesar de que por la mañana en el PPE daban por hecho que habría un acuerdo este miércoles. Lo que sostienen algunas fuentes populares es que, más allá de la delegación española, hay “individuos” que rechazan a la candidata de Sánchez.
Tras ese encuentro, Weber ha vuelto a reunirse con sus homólogas socialista y liberal a última hora de la tarde, pero no han cerrado el acuerdo. Las dos presionan para que haya un compromiso por escrito de los populares que les garantice la protección a la coalición proeuropea que opera en la UE ante la constatación de que el PPE pretende dar un viraje a la derecha aprovechando que le dan los números con las fuerzas ultras, a las que ha levantado el cordón sanitario. La semana pasada consolidó esa alianza para descafeinar la ley contra la deforestación.
“Queremos un compromiso más amplio”, explican fuentes socialistas. Los liberales hablan de una “hoja de ruta para los próximos cinco años”. Pero el PPE pone pegas a firmar un papel. Lo que consideran varias fuentes consultadas es que los tres implicados en la negociación, especialmente Weber y García, que son los que han ido al choque de trenes, necesitan algo que 'vender' a los suyos en las reuniones con sus eurodiputados que celebrarán a primera hora de la mañana. “Iratxe necesita tener algo que presentar al grupo”, reconocen fuentes socialistas, que ven en el documento por escrito una válvula de escape para la jefa del grupo, que había defendido con vehemencia el rechazo a Fitto y al candidato del ultraderechista húngaro Viktor Orbán. Los populares sostienen que no hay garantías de que todos los socialdemócratas acepten ahora ese cambio de posición.
El líder del PP europeo podrá argumentar que la Comisión Europea saldrá finalmente tal y como la diseñó Von der Leyen, aunque su delegación española tenga que aceptar que Ribera sea vicepresidenta pese a sus maniobras con el apoyo de sus colegas. El partido de Feijóo aseguró que intentaría por todos los medios tumbar a la candidata de Sánchez y que votaría en contra del conjunto de la Comisión Europea si figura su nombre, aunque ello suponga rechazar a catorce comisarios de su familia europea. Fuentes del grupo reconocen que esa jugada les puede pasar factura a la larga en la relación con el gobierno comunitario.
Pero el PP de Feijóo ha encontrado en la DANA la excusa para atacar a Ribera y sembrar dudas sobre la gestión de la catástrofe por parte del Gobierno central, a pesar de que las competencias corresponden a la Generalitat. Al igual que volver a llevar los trapos sucios de la política nacional a Bruselas. Y con esos mimbres llega la vicepresidenta a su comparecencia en el Congreso y, posteriormente, al Senado, donde el PP no le va a dar a tregua.