Hace 90 años, en el sótano del Cine Doré , el pintor vanguardista Mario Carreño inauguraba el Cabaret Satán, buscando reivindicar el esperpento de Valle-Inclán y el grotesco de Goya; la nocturnidad profunda y mundana de un Madrid con mil identidades en imperfecta –pero innegable– coexistencia. Pablo Neruda, fiel cliente, escribió en su diario que este era el lugar más polémico de la ciudad. Hoy, después de haber colindado con el barrio de Las Letras, Satán aflora reconstruido en la calle de Los Libreros, en un subsuelo tan infernal como madrileño. Este mes, retomando la tradición de su fundador original, la coctelería propone el 'programa de alta frivolidad', una serie de actividades culturales dedicadas al arte que decidió adentrarse en...
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