Decíamos hace un año, tras la primera temporada de 'La diplomática', que no hay buenas personas en el negocio de la diplomacia, aunque su trabajo sea aparentar serlo. Si algo le quedó claro a la embajadora Wyler (Keri Russell) es que no podía fiarse ni de su sombra y que a su alrededor las sonrisas escondían secretos y los apretones de manos venían cargados de traición. La inteligente intriga política de Netflix nos dejó en vilo y a la espera de conocer las consecuencias de los sorprendentes sucesos de su capítulo final. Habría sido un grave error repetir fórmula en esta segunda temporada. El más de lo mismo no habría satisfecho a nadie y, por ello, 'La diplomática' en esta...
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