Por unas semanas, el poder en Estados Unidos ha dejado de residir en la Casa Blanca para trasladarse 1.600 kilómetros al sur, a Mar-a-Lago. Desde su mansión y club privado en Florida, Donald Trump opera como presidente electo: recibe visitas clave, define nombramientos, anuncia ministros y organiza reuniones bilaterales. La primera de estas reuniones ha sido toda una declaración de intenciones: Javier Milei , presidente de Argentina, fue el primer invitado. En su encuentro, comenzaron a trazar un camino conjunto que incluye acuerdos económicos, apoyo para el refinanciamiento de la deuda argentina y un enfoque más flexible en políticas medioambientales. Florida, que recupera su lugar como epicentro del poder latinoamericano, simboliza el nuevo eje político regional. Trump, quien se empadronó...
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