En la década de 1920, la ciudad de Lambayeque se convirtió en la cuna de uno de los postres más emblemáticos del norte del Perú. Desde entonces, este peculiar dulce, con forma de un gigantesco alfajor relleno de manjar blanco, se ha ganado un lugar especial en los corazones de los peruanos. Su impacto en la comunidad fue tan significativo que en la región norteña se instauró la Semana Tradicional del King Kong, celebrando su legado y sabor inigualable. Inevitablemente, el nombre de este tradicional manjar causa curiosidad debido al parecido que tiene con un legendario filme.
La historia de este delicioso dulce tiene sus raíces en Lambayeque, específicamente en la calle San Roque, hoy conocida como calle 2 de Mayo. Allí vivía Victoria Mejía de García junto a sus hijas, quienes, motivadas por el deseo de apoyar a las personas de escasos recursos en su comunidad, decidieron buscar una forma de ayudarlas. Fue así como surgió la idea de crear y vender unas galletas gigantes con variados y exquisitos rellenos, con el objetivo de recaudar fondos para los más necesitados.
La icónica película King Kong llegó a los cines peruanos en 1933 y se convirtió rápidamente en un fenómeno debido al imponente gorila que protagonizaba la historia. Poco tiempo después, en Lambayeque, algunos pobladores comenzaron a relacionar este tradicional postre local con el gigantesco personaje ficticio. Esta ingeniosa comparación resultó ser ideal para los creadores del dulce, quienes adoptaron el nombre que los llevaría a la fama. Posteriormente, la familia García Mejía inscribiría la primera patente de King Kong San Roque.
Por el momento, hay siete sabores de rellenos de King Kong, que han sido acogidos de la mejor forma por el público. Estos son café, lúcuma, maracuyá, piña, quinua, arándano y chirimoya.
El secreto de su elaboración parte de un cuidadoso proceso culinario que integra la leche y la harina para crear una galleta perfecta. El siguiente paso consiste, en unir las capas de masa con rellenos de manjar blanco o pulpas de frutas. Esta ingeniosa forma de preparación ha permitido que el King Kong se convierta en un postre que puede adaptarse a cualquier tipo de mercado.
Juan Paz, uno de los productores del icónico King Kong, describe cómo este dulce ha sabido posicionarse en mercados tanto en Perú como en otros países gracias a su inigualable sabor. En la actualidad, la marca San Roque tiene diversos productos relacionados al King Kong y exportan a países como Canadá, Estados Unidos, México, Chile, Japón y Francia.
Después de su gran éxito en el exterior el mando se mantuvo con el ING Jorge Piscoya Mayquén, continuó abriendo tiendas propias en en todo el país, instalando módulos de ventas en centros comerciales y en diversos puntos de ventas del Perú.
Para el 2010, comenzaron a modernizar su proceso de producción, por lo que cambiaron los peroles por pailas al vacío. Actualmente, cuentan con cuatro pailas que fueron traídas desde Argentina, con una capacidad para almacenar 400 litros de leche. Cada una de ellas puede dar 200 kilogramos de manjar en 4 horas.