Aquel niño que dominaba el balón en el planché de cemento del barrio, en la calle y en el gimnasio de San Rafael Abajo de Desamparados, comenzó a mostrar un talento especial para el futsal.
A los nueve años, Diego Zúñiga Cambronero empezó a jugar en las ligas menores del equipo Desamparados Borussia, sin imaginar que forjaría una exitosa carrera jugando en Costa Rica y en los Estados Unidos, y participando en tres mundiales de selecciones y un Mundial de Clubes.
Esta semana, Diego, de 34 años, se despidió del deporte que le dio todo. Gracias al futsal, tuvo la oportunidad de conocer otros países, ganar campeonatos nacionales e, incluso, conocer a su esposa, Carolina Romero, en un partido. Aunque al principio ella no estaba muy interesada, finalmente se hicieron inseparables y formaron una familia junto a su hija Alana, su mayor tesoro.
Diego Zúñiga también es el creador de la famosa “Cuchufleta”, un gol digno de un malabarista del balón que anotó con la Selección de Costa Rica ante Brasil en un amistoso. Esta jugada pasó a la historia por su llamativa ejecución.
“Honestamente, me retiro por salud. He venido arrastrando varias lesiones en las rodillas y cada vez me cuesta más jugar. Pasé por cirugías, y no quiero que eso afecte mi vida cotidiana en el futuro. Nunca me sentí superior a nadie en el país. Me propuse hacer algo diferente, salir de mi zona de confort y no quedarme en el mismo lugar. Quería formar mi propia historia y carrera”, confesó Zúñiga.
Al inicio de su carrera, Diego tuvo oportunidades para unirse a equipos de fútbol en la Liga de Ascenso y la Primera División. Sin embargo, las ofertas económicas no fueron atractivas en ese momento.
“En 2015 recibí una oferta para entrenar con Saprissa de Corazón en la Liga de Ascenso. Tuvimos un partido de fogueo contra el Carmelita dirigido por Orlando De León (q.e.p.d.), quien me dijo que, si no firmaba con Saprissa, él me quería en su equipo. Pero el aspecto económico no superaba lo que ganaba en la tienda TShirt Mundo, donde trabajaba y jugaba, así que me quedé en futsal”, recordó Zúñiga.
Aunque comenzó en Borussia, su habilidad con el balón y su olfato goleador lo llevaron a jugar en equipos como Fortuna Desamparados, TShirt Mundo, Hatillo, Alajuela Codea, Grupo Line y Sporting FC, club con el cual se despidió del deporte de sus pasiones.
“Aquellos equipos de Borussia y Fortuna tuvieron una generación de muy buenos jugadores. A pesar de las limitaciones, salimos adelante. No fue fácil; no teníamos salarios, gimnasios para entrenar ni viáticos, y teníamos que trabajar. Viajábamos en buses normales a los partidos, en grupos, y lo hacíamos por amor al deporte. Fue una época muy linda, pero de muchos sacrificios”, recordó Zúñiga.
En su palmarés, Diego Zúñiga, quien admiraba al jugador Adonay Vindas, acumuló a nivel nacional cinco campeonatos de Liga Premier, cinco Copas de Liga y otros premios. Con la Selección Nacional participó en tres mundiales, ganó tres Campeonatos de Concacaf, una Copa de Concacaf y fue Balón de Oro en un Premundial.
Sin embargo, entre tantos logros, Diego inmortalizó su famosa “Cuchufleta”, una jugada que le permitió anotarle en 2012 un golazo a Brasil. La acción es una especie de “rabona” en plena carrera hacia el arco contrario, demostrando control, velocidad y precisión en una acción pícara y casi imparable.
“Es una jugada patentada (ríe Diego). La inventamos en las mejengas de la calle, cuando éramos niños en San Rafael Abajo de Desamparados. Cuando hacíamos una buena jugada, o una rara que salía bien, la llamábamos una ‘Cuchufleta’. En mi caso, la patenté; me salía bien y fue una especie de carta de presentación”, confesó Zúñiga.
Sin duda, ejecutarla contra la Canarinha en un amistoso catapultó su fama. La jugada sorprendió a todos. Incluso, a los narradores de aquel partido, aseguraron que era digna de un brasileño y posteriormente fue vista en todo el mundo.
Toda la jugada la ejecuta con la zurda. Cuando encara al guardameta con la pelota a disposición de su pierna fuerte, la izquierda, en vez de rematar de una vez, hace un amague, maja la redonda y se la acomoda como si fuese a rematar con derecha; es en ese momento, cuando rápidamente pasa su pierna izquierda por detrás de la diestra y define con una rabona, casi siempre punteando el balón con un disparo cruzado, evadiendo el achique del arquero, usualmente acostado hacia el otro lado.
“El gol contra Brasil fue lo que hizo famosa la jugada y me dio a conocer. Es una jugada diferente, que está llena de magia. Para lograrla, la practicábamos desde niños. Eso fue lo que la hizo especial. Con el tiempo, muchos intentaron realizarla, pero fui yo quien la patentó”, declaró Zúñiga.
Para este habilidoso futbolista, el futsal tico creció en aspectos organizativos, pero en su opinión se ha estancado en lo deportivo, y a algunos jugadores les falta ambición para alcanzar sus metas.
“El futsal es el deporte más practicado en el país. Se juega en canchas sintéticas, en colegios y en los Juegos Nacionales. Sin embargo, desde mi punto de vista, creo que ahora hay conformismo en los jugadores. Les falta sacrificio, a pesar de que tienen mejores condiciones; no aprovechan oportunidades, y con solo dos buenos partidos que juegan ya son llamados a la Selección Nacional”, añadió Zúñiga.
El futsal le dio todo a Diego Zúñiga y es parte de su vida, por lo que no planea dejarlo totalmente. Aunque de momento desea descansar y reflexionar sobre su futuro. También busca fortalecer el emprendimiento que inició hace cuatro años y medio, mientras jugaba en los Estados Unidos.
“Estudié terapia física, pero sin duda me gustaría ser entrenador; ya lo había pensado, pero nunca me preparé porque quería hacerlo al finalizar mi carrera. Además, deseo dedicar tiempo a mi familia y consolidar mi agencia de importaciones desde Estados Unidos, llamada Zuca Logistic, la cual inicié durante la pandemia de la covid-19″, finalizó Zúñiga.