Como si fuera un combate de boxeo, Bagnaia y Martín empezaron su combate final por el título con un asalto de tanteo. Era un viernes extraño, con muchas opciones de neumáticos por probar, hasta siete diferentes entre delantero y trasero, por culpa de la baja temperatura en el circuito de Barcelona. El cambio de sede ha llevado las motos a Barcelona en una época en la que el termómetro no sube demasiado, y había que montar todas las opciones en busca del mejor equilibrio entre prestaciones y agarre. Se trata de encontrar la mayor velocidad posible pero sin caídas, algo que no es sencillo cuando cuesta poner en temperatura los neumáticos.
Los dos candidatos al título solo tenían que encontrar sensaciones y meterse en la Q2, algo que los dos hicieron con mucha suficiencia y sin sobresaltos. El único susto fue para Bagnaia por la mañana, cuando la sesión ya había terminado y estaba probando el procedimiento de salida en la recta principal. Le salió regular el intento y se iba para boxes tranquilamente cuando le adelantó Viñales, se asustó Pecco, y se fue al suelo inmediatamente, en una caída poco habitual y peligrosa.
Se quejaba de la maniobra de Maverick, que no había hecho nada, y se confirmaba que la falta de temperatura va a ser una amenaza todo el fin de semana para los pilotos.
Una pequeña anécdota con todo lo que quedaba por delante, y lo primero era la sesión de la tarde, la que definía los diez pilotos que evitan la Q1. Ahí entraron los dos protagonistas sin ningún problema y con Pecco marcando el mejor tiempo, cumpliendo con su parte del plan, que no puede ser otra que estar siempre arriba y ganar las dos carreras. No puede mirar atrás y eso hizo en la segunda sesión de este viernes: ser el más rápido, que no es que sea mucho pero es lo único que tiene en su mano ahora mismo.
Jorge Martín terminó en quinto lugar, probando todos los neumáticos posibles y sumando vueltas, o más bien descontándolas en un fin de semana que se le va a hacer largo pero que puede coronarlo como campeón del mundo de MotoGP.