Decenas de médicos especialistas solicitaron el cese de nombramiento a sus puestos en la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), con la pretensión de ser recontratados un mes después con el salario global definitivo, mayor al que reciben actualmente.
La preocupación de los directores de los hospitales es que tantas renuncias al mismo tiempo pondrán más presión sobre los servicios que reciben los asegurados. El caso más crítico hasta ahora pareciera ser el de Hospital México, en San José, donde hasta la mañana de este 14 de noviembre, el director médico, Douglas Montero Chacón, había recibido 15 gestiones de especialistas en Cirugía General, Anestesiología, Ginecología y Vascular Periférico, quienes dejarían el puesto el 15 de diciembre.
Según dijo a La Nación, en los próximos días podrían ser más. “Vamos para un diciembre de terror, como yo no recuerdo haber vivido en 16 años como director del Hospital, ni siquiera con covid-19”, vaticinó Montero. A él le preocupa la cantidad de especialistas de una misma rama que se irían, aunque no especificó en cuál se presentaron más salidas. Además, le angustia el hecho de que desde la segunda mitad de diciembre y hasta la primera mitad de enero es un periodo de muchas emergencias por accidentes y hechos de violencia.
“Vamos a tener serios problemas para fin de año. Problemas para cubrir guardias, para cubrir el trabajo en salón, para tener una buena atención al paciente que viene a Emergencias”, afirmó.
Montero aseguró que las renuncias se ven en otros centros de salud que forman parte de la red hospitalaria, lo que podría provocar que le refieran al México una mayor cantidad de pacientes complicados sin que tenga la capacidad suficiente para atenderlos adecuadamente.
El Hospital México es la cabeza de la red hospitalaria más grande de Costa Rica, compuesta por 2,1 millones de personas que viven en el Pacífico norte y Central y la zona norte. Además, señaló que lo mismo estarían enfrentando hospitales especializados como el Nacional de Niños, el Nacional de Geriatría y el Nacional de Salud Mental. La situación, dijo, los pone a todos en una “limitación funcional institucional”.
Rándall Álvarez Juárez, director del Hospital Monseñor Sanabria, de Puntarenas, parte de la red del Hospital México, ya ha recibido seis cartas de especialistas, principalmente de Ginecoobstetricia y de Anestesiología, especialidades que calificó como “muy sensibles”.
No obstante, explicó, las jefaturas le informaron que vienen otras solicitudes en tránsito, aunque no precisó cuántas. Sabe que otros médicos están considerando renunciar, aunque en este centro médico las gestiones se hacen de forma escalonada, sin coincidir en fecha.
“Indudablemente, esto trastorna. Un especialista menos genera un altísimo impacto en la dinámica hospitalaria. Aunque solo dejemos de dar una consulta, esto afecta. Tenemos que hacer todos los esfuerzos para no enviar más pacientes al Hospital México, para no afectarlos más de lo que ya estarán”, recalcó Álvarez.
El director puntarenense no descarta que en ese mes que estarían fuera antes de una eventual recontratación, encuentren una opción laboral más atractiva y decidan no regresar o lo hagan mucho tiempo después. Según dijo, algunos profesionales han mencionado que van a volver, otros avisan que van a ver cómo les va. Así lo han expresado, por ejemplo, especialistas en Anestesiología.
También el Hospital San Carlos, en la zona norte, prevé renuncias escalonadas. Este hospital sabe de la salida de nueve cirujanos, dos ginecólogos, tres emergenciólogos y un profesional del área de Medicina, como precisó el director médico, Édgar Carrillo Rojas.
Una gestión interna logró que solo haya un profesional que renuncie a la vez en cada especialidad. “Todos van a renunciar, pero no todos en el mismo momento. Si todos lo hiciesen en el mismo momento sería un caos total. Hoy se va uno, en un mes otro, en dos meses otro y así; esperamos una afectación mínima”, declaró.
Frente a este complicado panorama, los hospitales diseñan planes de trabajo tanto interna como conjuntamente.
De acuerdo con el director médico, el México se concentrará en lo crítico; deberá priorizar qué puede internarse, y esto retrasará cirugías importantes, pero no de vida o muerte. “Solo así tendríamos disposición de camas y de los médicos que van a atender. Los accidentes y enfermedades agudas, como infartos, accidentes cerebrovasculares y apendicitis deben atenderse sí o sí“, destacó.
En el Hospital San Carlos, el acuerdo alcanzado para evitar salidas simultáneas permitirá tener roles completos y no enviar a otros hospitales.
“Si por ejemplo en Liberia se va ‘todo el mundo’, nosotros los recibiríamos. En abril, cuando los especialistas no hicieron tiempos extraordinarios, nosotros atendimos partos de Liberia, de Puntarenas, de todo lado”, recordó Édgar Carrillo.
Por su parte, el director del Hospital Monseñor Sanabria manifestó que la primera estrategia es la persuasión. Señaló que los especialistas que renuncian son una minoría, pero son bajas significativas. “Tratamos de equilibrar fuerzas de trabajo. Las emergencias son prioridad. Esto afectará las listas de espera en cirugías y procesos ambulatorios”, advirtió.
Aunque desde hace años se ha señalado la fuga de especialistas por reclamos de remuneraciones y condiciones de trabajo, la situación se profundizó con la Ley de Empleo Público que introdujo el salario global definitivo, es decir, sin pluses.
El 4 de julio la Junta Directiva de la CCSS acordó que los médicos especialistas que ingresaron a la institución después del 10 de marzo del 2023 tienen un salario global definitivo de ¢2.849.261 por mes. La medida dejó por fuera a 2.096 médicos que ingresaron antes de esa fecha que se quedaron con salarios compuestos, en muchos casos, menores a ¢2 millones.
En ese grupo están los que pretenden irse para ser recontratados con el nuevo sueldo.
En setiembre, la Junta Directiva acordó analizar la viabilidad jurídica y financiera de un ajuste técnico a 2.096 médicos para evitar las renuncias. Ese estudio debía estar listo este mes, en noviembre, con la dificultad de que el máximo órgano de decisión de la CCSS no sesiona desde inicios de octubre por la suspensión de la presidenta ejecutiva, Marta Esquivel Rodríguez, y tres directivos más, implicados en presuntos hechos de corrupción en lo que se ha denominado el Caso Barrenador.
La Junta no podrá sesionar hasta que se nombre un nuevo jerarca, pero el Poder Ejecutivo se resiste a sustituir a Esquivel.
La Asamblea Legislativa discute un proyecto de ley para permitir que todos los especialistas que deseen puedan pasarse a salario global sin necesidad de renunciar. No obstante, el gobierno anunció que no convocaría durante las sesiones extraordinarias de noviembre a enero, en las cuales ordena la agenda de los diputados, ningún plan relacionado con la Ley de Empleo Público, porque lo considera una amenaza fiscal.
“Ya sabemos que hay varios hospitales que se quedarían sin varias especialidades. Por una cabezonada de la ministra de la Presidencia que considera que eso no debe llevarse a cabo con el proyecto de ley”, señaló la diputada libieracionista Kattia Rivera Soto, una de las legisladoras que impulsa la iniciativa.
La preocupación de Rivera es que la CCSS no contrate a los especialistas después de ese mes. Ante la negativa del gobierno de Rodrigo Chaves de convocar el plan, la iniciativa tendría que verse en febrero, cuando se inicien las sesiones ordinarias y los diputados definan la agenda.
Lo que consideran directores médicos como Douglas Montero, es que si para entonces tampoco se concreta, más especialistas se irían. “Sería personal de Cuidados Intensivos, Oncología, Neumología, Gastroenterología y otras especialidades más”, expresó.
La Nación consultó a la CCSS sobre las medidas institucionales que se tomarían con las salidas de estos profesionales, pero al cierre de edición no se había recibido respuesta.
Por su parte, Mario Alberto Quesada Arce, presidente del Sindicato Nacional de Médicos Especialistas (Siname), aseguró que esto no es un movimiento de presión organizado y que no impulsan a nadie a renunciar.
“Nosotros no estamos alimentando la renuncia. Esto no es un movimiento (...) ¿Los agremiados nos han estado llamando? Sí. ¿Hemos hecho reuniones virtuales con ellos? Sí. Todos están muy preocupados. Tienen salarios congelados en un país que es muy caro. Les hemos dicho que cada uno tiene que valorar sus condiciones, si tienen deudas, sus gastos, cómo se llevan con sus jefaturas”, afirmó.
Quesada señaló que más bien ellos han intentado retener personal, pero las renuncias son crónica de una muerte anunciada. Según el dirigente sindical, han tratado de implementar la llamada Política de Retención y Atracción para Médicos Especialistas (Prame), pero, alegó, la Caja no le da cabida, mientras que el gobierno no quiere saber nada del proyecto de ley.
“Tendríamos cita con doña Laura Fernández (ministra de la Presidencia) el próximo 20 de noviembre, pero ella ya ha dicho que no le parece ese proyecto“, manifestó. Para Quesada, el gobierno parece no haber caído en cuenta “de que los especialistas se van a ir”.
La crisis con los especialistas no es nueva. Entre 2020 y julio del 2024, la CCSS perdió a 185 médicos especialistas, quienes renunciaron a los hospitales públicos. A las dimisiones se suman las solicitudes de reducción de jornada que al 17 de julio sumaban 188 de médicos de diferentes especialidades, y los permisos sin goce de salario, que en toda la Caja alcanzaban a 107 especialistas a mediados de julio.
A marzo, la CCSS tenía 3.906 especialistas. Un sondeo realizado a principio de año por la misma institución entre 1.127 médicos determinó que 473 no se visualizan trabajando allí dentro de cinco años, en tanto, otros 349 no fueron tan contundentes, pero, alertaron que quizás podrían estar laborando.