La previa de este
Francia-Israel estuvo marcada por las grandes medidas de seguridad adoptadas para evitar incidentes como los acaecidos en torno al Ajax-Maccabi Tel Aviv de hace unos días, y en cierto modo se cumplió el cometido (aunque no por completo), pero por el camino se enrareció tanto el ambiente hasta llegar al punto en el que el encuentro estuvo muy lejos de ser una fiesta del fútbol. Finalizado el encuentro (y con el deseo globalizado de que a posteriori la historia no cambiase), no hubo que lamentar incidentes más allá de un pequeño altercado en la grada que no pasó a mayores, y eso sin duda es motivo de celebración (teniendo en cuenta los antecedentes y lo que se temía que podía llegar a pasar), pero la entrada que registró el
Stade de France apenas pasó de los 10.000 espectadores, conformando una asistencia impropia de un partido de la selección francesa, que acostumbra a llenar el recinto parisino cuando juega.
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