Danny DeVito es un personaje icónico en el cine y la televisión, no solo por su singular belleza y encanto, sino también por la intensidad de su trayectoria y su habilidad para evolucionar con el paso del tiempo. Desde sus comienzos en el sector hasta sus roles más recientes, DeVito ha sufrido una transformación notable tanto en su apariencia física como en su modo de actuar y reconocimiento en los medios.
DeVito nació el 17 de noviembre de 1944 en Neptune, Nueva Jersey, y su reducida estatura, de apenas 1.47 metros, fue resultado de una condición conocida como displasia epifisaria múltiple, un trastorno genético que impacta el desarrollo de los huesos. Pese a que su aspecto físico no se ajustaba a las normas de Hollywood, DeVito optó por adentrarse en el universo del espectáculo, motivado por su entusiasmo por la interpretación y su capacidad para hacer reír a los demás.
Iniciaron su trayectoria en el ámbito teatral, donde cultivaron su habilidad para la comedia y el drama. A finales de los años 70, DeVito llegó a la fama por su rol como Louie De Palma en la exitosa serie televisiva Taxi (1978-1983), en la que encarnaba a un sarcástico chofer de taxis. Este rol le obtuvo un Premio Globo de Oro y un Emmy, y consolidó su reputación pública como un actor con personalidad, con una destreza sobresaliente para los personajes cómicos.
Con el triunfo de Taxi, DeVito empezó a recibir propuestas para proyectos de cine, y su singular apariencia lo transformó en un personaje inolvidable en el cine de comedia. En las décadas de los 80 y 90, fue el personaje principal de varias películas emblemáticas, tales como Romancing the Stone (1984), Twins (1988) con Arnold Schwarzenegger, y Batman Returns (1992), en la que desempeñó el papel del Pingüino. Este papel reciente sobresalió tanto por su cambio físico como por el enfoque sombrío y complicado del personaje, un hito en su trayectoria, pues le brindó la oportunidad de descubrir un aspecto más enigmático y trágico.
Con el paso de las décadas, el estilo de DeVito ha evolucionado para ajustarse a diversos tipos de roles. Aunque continuaba siendo un actor humorístico, sus personajes empezaron a exhibir una combinación de cariño y escepticismo que establecía una conexión única con el público. Además, empezó a adoptar un estilo más desaliñado, con su pelo despeinado y su peculiar andar, lo que se transformó en una parte esencial de su identidad en el cine.
Con la transición del siglo, Danny DeVito expandió sus perspectivas al ejercer también como director y productor. En 2006, empezó a dar vida a Frank Reynolds en la serie It’s Always Sunny in Philadelphia, un personaje extravagante y corrupto que rápidamente se transformó en uno de los más apreciados por los seguidores. Este rol estableció a DeVito como un ícono de la televisión contemporánea y le brindó la oportunidad de renovar su imagen al capturar la esencia de una nueva generación de comedia.
En este punto de su trayectoria, DeVito adoptó una apariencia aún más desenfadada, con poca cantidad de cabello y barba, además de un estilo de actuación más relajado pero a la vez enérgico. Su personaje en It’s Always Sunny simboliza un aspecto oscuro e irreverente que revela cómo ha progresado no solo como actor, sino también como ícono de la comedia en un contexto más contemporáneo.
Además de su labor en el cine y la televisión, DeVito se ha erigido como un emblema cultural, distinguido por su autenticidad y su capacidad para hacer reír y meditar a las personas. En años recientes, ha estado presente en entrevistas y programas de televisión donde su estilo desenfadado y su profundo sentido del humor se han conservado inalterables, a pesar de su físico envejecimiento. En 2019, hizo su aparición en la película Dumbo, bajo la dirección de Tim Burton, donde interpretó al propietario de un circo, reafirmando así su capacidad para ajustarse a roles emblemáticos y para involucrarse en proyectos de alto valor sentimental y visual.
Es clara su transformación física con el transcurso del tiempo: DeVito ha madurado, y su apariencia es la de una persona que ha experimentado una vida intensa. No obstante, su espíritu continúa siendo joven, y su habilidad para vincularse con la audiencia sigue siendo una de sus mayores virtudes. Aparte de su apariencia física, lo que verdaderamente ha transformado en DeVito es su capacidad para reinventarse, mantener su relevancia y continuar siendo un personaje apreciado por individuos de todas las edades.