Borja Iglesias, apodado "El Panda", es uno de los atacantes más reconocidos en la liga española de fútbol. Su trayectoria en clubes como el Real Betis y el Celta de Vigo, así como su afecto hacia los seguidores, han provocado que muchos se interesen en saber más acerca de su vida y su pasado familiar. A pesar de que Borja mantiene una gran reserva en cuanto a su vida privada, en sus entrevistas y plataformas de redes sociales ha revelado algunos aspectos de su familia, incluyendo el significativo papel que sus padres han tenido en su vida y en su trayectoria deportiva.
El padre de Borja, Marcelino Iglesias, ha jugado un papel crucial en su evolución, no únicamente como futbolista, sino también como individuo. Desde sus inicios en el fútbol, Marcelino lo motivó a esforzarse con perseverancia y a conservar siempre una postura humilde y positiva, principios que le inculcó desde su infancia. El impacto de su padre se manifiesta en la resolución de Borja tanto dentro como fuera del campo, ya que Marcelino siempre le instruyó que los logros se alcanzan cuando se dedica el máximo empeño.
Además, Marcelino ha sido su guía y respaldo emocional en cada fase de su trayectoria profesional. Cuando Borja atravesó momentos complicados, como las cesiones a otros equipos o la escasez de minutos en ciertos clubes, fue su padre quien le permitió percibir estas circunstancias como oportunidades para su desarrollo. Según Marcelino, era crucial que su hijo comprendiera que la senda hacia el triunfo no es recta y que necesitaba aprender a manejar los altibajos, preservando siempre su esencia y dedicación al deporte.
La madre de Borja, Maite Quintás, ha desempeñado un papel crucial en su existencia, proporcionándole respaldo emocional y estabilidad. Desde su infancia, Maite ha sido su santuario, una persona en la que Borja podía confiar y respaldar en los momentos más adversos. Ella siempre ha tenido fe en sus habilidades y, al igual que Marcelino, ha acompañado en cada etapa de su trayectoria, desde sus inicios en el Celta hasta su reciente retorno.
La madre de Borja, Maite Quintás, ha desempeñado un papel crucial en su existencia, proporcionándole respaldo emocional y estabilidad. Desde su infancia, Maite ha sido su santuario, una persona en la que Borja podía confiar y respaldar en los momentos más adversos. Ella siempre ha tenido fe en sus habilidades y, al igual que Marcelino, ha acompañado en cada etapa de su trayectoria, desde sus inicios en el Celta hasta su reciente retorno.
El regreso de Borja Iglesias al Celta de Vigo representó un instante de gran importancia para él y su familia. Su regreso a A Madroa, lugar en el que inició su carrera, fue acogido con gran fervor tanto por los seguidores como por sus padres, quienes han presenciado su trayectoria como futbolista desde sus inicios. En este acontecimiento, Marcelino y Maite, junto a su abuela Teresa, se alegraron al ver a Borja volver al sitio donde empezó sus inicios en el fútbol profesional.
Para la familia Iglesias, este regreso fue más que un mero traspaso; simbolizó el término de un sueño y el comienzo de una nueva fase. Marcelino y Maite, en compañía de Teresa, experimentaron la emoción y el orgullo de ver a Borja volver a vestir los colores del Celta, un equipo que representa los comienzos de su trayectoria y una relación especial con sus orígenes gallegos.
Marcelino y Maite Iglesias no solo han brindado el apoyo emocional a Borja, sino que también han impulsado su perseverancia en los instantes más complicados. Su impacto en la vida de Borja ha sido crucial para moldear al jugador y persona que es en la actualidad, y su muestra de compromiso y amor sin reservas ha dejado un impacto profundo en él.
La última actuación de Borja Iglesias en el Celta de Vigo marcó un instante que congregó a su familia y manifestó el cariño y el respaldo que siempre han brindado a él. Marcelino y Maite simbolizan los principios de dedicación, tenacidad y humildad que han orientado el camino de su hijo, y su rol ha sido esencial en cada uno de sus logros, tanto en el terreno personal como laboral.