Los presidentes de Estados Unidos, Joe Biden, y de China, Xi Jinping, llegaron a Lima este jueves para el que puede ser su último cara a cara, al margen de una cumbre Asia-Pacífico marcada por incertidumbres sobre el comercio global.
Biden y Xi se encontrarán el sábado al cierre de la cita anual del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), enmarcada en el nerviosismo por una escalada en la guerra comercial entre las dos superpotencias bajo la nueva era de Donald Trump.
Xi arribó horas antes que Biden para inaugurar el megapuerto de Chancay, una multimillonaria obra que financió china a 80 km al norte de Lima.
La reunión bilateral entre ambos líderes será probablemente la última antes de que Biden devuelva a Trump las llaves de la Casa Blanca en enero.
Su conversación se producirá además en medio de tensiones por el apoyo de China a Rusia en su guerra contra Ucrania.
Los dos líderes, que en la anterior cita de San Francisco (Estados Unidos) alcanzaron acuerdos antidrogas y para mejorar la comunicación militar, asistirán luego a la cumbre del G20 que se llevará a cabo el lunes y martes próximos en Brasil.
Bajo el lema "Empoderar, Incluir, Crecer", la cita en Lima arrancó este jueves con reuniones ministeriales a puerta cerrada a las que asisten representantes de Japón, Corea del Sur, Canadá, Australia e Indonesia, entre otros, según los organizadores.
Al margen de la cumbre de APEC, Xi se reunió con la presidenta peruana, Dina Boluarte, en una visita de Estado.
Durante su encuentro en la sede de gobierno, en el centro de Lima, el mandatario chino destacó la próxima entrada en operación de Chancay cuyo costo alcanzará los 3.500 millones de dólares.
"China está dispuesta a trabajar con la parte peruana para tomar el puerto de Chancay como punto de partida, forjar un nuevo corredor terrestre marítimo entre China y América Latina", dijo Xi previo a la inauguración.
Aunque no participa en la cumbre, el interés gravita en torno a Trump, que regresa a la presidencia de Estados Unidos tras un triunfo arrollador en las elecciones del 5 de noviembre en las cuales su partido consiguió también el control del Congreso.
"Creo que lo único de lo que hablarán los líderes de la APEC y del G20 es del único líder mundial que no está allí, Donald Trump", sostiene Victor Cha, del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS), con sede en Washington.
Las conversaciones girarán alrededor de lo que se puede "esperar de la próxima administración Trump en materia de comercio, alianzas y otros temas", añadió el experto a la prensa.
Al frente de la diplomacia, el presidente electo nombró el miércoles al senador republicano Marco Rubio, considerado un halcón partidario de la mano dura con China e Irán.
Creado en 1989, el foro APEC pregona el comercio sin barreras, un programa contrario a la promesa de campaña de Trump de imponer un arancel de hasta 60% a las exportaciones de China.
Su retórica hace temer un aumento de las tensiones entre Washington y Pekín, justo cuando se prevé que el PIB de la alianza Asia-Pacífico retrocederá de 3,5% en 2024 a 3,1% en 2025.
También miembro de la APEC, México superó el año pasado al gigante asiático como el principal socio comercial de Estados Unidos.
Pero Trump amenazó igualmente a su vecino del sur con aranceles de 25% si no frena la migración ilegal y el tráfico de drogas por la vasta frontera.
El republicano ha advertido además que podría imponer "un arancel general de 10% a 20% sobre los bienes extranjeros", remarca Erin Murphy, investigadora del CSIS.
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, se marginó de la cita en Lima por desencuentros diplomáticos en el pasado entre los dos países.
Este jueves, por segundo día consecutivo, decenas de transportistas y comerciantes protestaron en Lima contra la criminalidad.
"Queremos que la comunidad internacional sepa que nos están matando, no hay una política para luchar frontalmente contra el crimen organizado y la inseguridad ciudadana", dijo a la AFP Walter Carrera, presidente de la Asociación Nacional de Transportistas (Asotrani).
La manifestación se llevó a cabo en los alrededores del centro de convenciones donde se desarrollan las deliberaciones de APEC.
Lima se blindó con unos 13.000 efectivos policiales para resguardar la tercera cumbre APEC que acoge desde 2008. Además, el Congreso autorizó el ingreso temporal de hasta 600 militares estadounidenses para apoyar la vigilancia.
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