Santa Cruz del Islote, un diminuto paraíso en el Caribe colombiano, se erige como la isla más poblada del planeta. Con una superficie de apenas 10.000 metros cuadrados, alberga a más de 1.200 personas, quienes viven en un espacio que desafía las convenciones de la vida urbana. Este lugar, que se puede recorrer en solo 20 minutos, destaca por su seguridad y la calidez de sus habitantes, por lo que se ha convertido en un atractivo turístico único de América Latina.
La comunidad de Santa Cruz del Islote ha logrado crear un entorno vibrante y lleno de vida, donde la convivencia y la adaptabilidad son la norma. A pesar de su reducido tamaño, la isla cuenta con una escuela, un centro de salud y pequeños negocios que ofrecen servicios a los visitantes. La reciente instalación de paneles solares ha mejorado la calidad de vida de sus residentes y marcan un hito en su desarrollo sostenible.
Situada frente al golfo de Morrosquillo, Santa Cruz del Islote se ha convertido en un destino ideal para los viajeros que buscan una experiencia auténtica. La isla, que no requiere la presencia de policías, se caracteriza por su ambiente seguro y acogedor. Los visitantes pueden disfrutar de la belleza natural del lugar y de la hospitalidad de sus residentes, quienes comparten su cultura y tradiciones.
Acceder a Santa Cruz del Islote es una aventura en sí misma. Los turistas pueden tomar lanchas desde diferentes puntos como Coveñas, Tolú, Berrugas o Cartagena, con un tiempo de viaje que oscila entre una y dos horas. El costo del pasaje varía entre 70.000 y 100.000 pesos colombianos (aproximadamente 18 dólares o 67 soles), dependiendo de la temporada. Aunque la isla se puede explorar en menos de media hora, muchos optan por quedarse más tiempo, atraídos por las historias de sus habitantes.
La vida en Santa Cruz del Islote se caracteriza por su simplicidad y su fuerte dependencia de la pesca y el turismo. Los domingos, la isla recibe un gran número de visitantes, lo que representa una fuente importante de ingresos para la comunidad. Además, los habitantes ofrecen platos tradicionales y la oportunidad de explorar un acuario natural, que se dedica a la conservación de diversas especies marinas, incluidas las tortugas.
Una de las características más sorprendentes de Santa Cruz del Islote es la ausencia de mosquitos, lo que permite a los visitantes disfrutar de su estancia sin preocuparse por picaduras. Este aspecto, junto con la belleza natural y la calidez de sus habitantes, convierte a la isla en un destino turístico excepcional en América Latina.